Entre machacas y becarios

Acero puro con Hugh Jackman

FICHA TÉCNICA

Título: Acero puro
Título original: Real Steel
Dirección: Shawn Levy
País: Estados Unidos
Año: 2011
Fecha de estreno: 02/12/2011
Duración: 127 min.
Género: Drama, Acción, Ciencia ficción
Calificación: Apta para todos los públicos
Reparto: Hugh Jackman, Evangeline Lilly, Kevin Durand, Anthony Mackie, Hope Davis, Dakota Goyo, Phil LaMarr, Olga Fonda, James Rebhorn, Karl Yune
Guión: John Gatins
Distribuidora: Walt Disney Pictures
Productora: Touchstone Pictures, DreamWorks SKG, ImageMovers, Angry Films

SINOPSIS

En un futuro no tan lejano, el boxeo habrá traspasado las fronteras de la lucha entre seres humanos y se habrá convertido en un deporte reservado a los robots de 90 kilos y más de 2 metros de altura. Charlie Kenton (Hugh Jackman), un boxeador fracasado por culpa de los robots, se ve obligado a sobrevivir ensamblando las piezas de los nuevos luchadores. Los conocimientos que irá adquiriendo le permitirán construir un robot campeón, una máquina casi indestructible, que le otorgará la gloria. Para ello contará con la ayuda de su hijo, Max (Dakota Goyo).

CRÍTICA

¿Una película de robots boxeadores? Ya con tan solo eso en su planteamiento uno se echa a temblar, por si nos encontramos ante un bodrio como ha sido la saga Transformers de Michael Bay (donde por cada momento minimamente acertado había un puñado de rozaban la vergüenza ajena) Pero tengo que reconocerlo, Hugh Jackman es un tio simpático y que consigue hacer agradable casi cualquiera de los proyectos donde se mete; y eso es (ni más ni menos) lo que ocurre en Acero Puro.

Esperar algo de profundidad dramática es un poco absurdo en un film cuya productora es la Disney: lo lógico y lo normal (y lo esperable) es un espectáculo para toda la familia, que entretiene y no ofende, aunque no ofrece detalles novedosos o dignos de mención. Ello se ve a las claras en las dos partes en que está compuesta esta película: la de los robots funciona en cuanto a violencia y espectáculo (como ocurría en la citada Transformers, aunque aqui con robots no tan gigantescos) mientras que por otro lado tenemos la parte humana, donde los tópicos sentimentaloides se suceden uno tras otro.

¿Es predecible (entonces) la historia? Sin duda: nos encontramos ante una mezcla de Rocky con Transformers pasado por el tamiz de las producciones Disney (¿alguien esperaba otra cosa del director de Noche en el museo?). El espectador aguantará el resultado final en función de lo que comulgue con los elementos citados, que son los que se suceden a lo largo de (eso si) unos excesivos 127 minutos. Pero aunque tiene los elementos suficientes como para aborrecer de ella, curiosamente el resuldo final funciona debido a que la parte “humana” no es tan blandita como uno podría pensar (el encuentro inicial entre padre e hijo es conciso, diciéndose las cosas a las claras)

Volviendo al protagonista, poco puedo añadir yo sobre Hugh Jackman que no sepa la gente por su labor cinematográfica (y extracinematográfica, ya que muchos conocen su faceta de showman, como demostró hace unos años en una gala de los Oscars que aún se recuerda como una de las más entretenidas de los últimos años) Tal y como resulta previsible es el carisma del citado Jackman quien consigue mejorar un poco un resultado final que cuando vacila hacia el telefilm más arquetípico consigue mantener un poco de dignidad gracias a las simpatias que levanta el citado actor.

En resumidas cuentas, un producto blando y blanco, y que aunque por momentos bordee el dramatismo más lacrimógeno, consigue superarlo gracias a un esquema de superación personal tipo Rocky aunque con robots pegandose de leches como en Transformers, ayudado todo por el carisma de un Hugh Jackman que es sin duda lo mejor del reparto (aunque también destacaría al chaval que hace de su hijo, que perfectamente podía haber sido repelente pero que no cae en el estereotipo del niño cargante y agobiante)

LO MEJOR: Hugh Jackman y los robots

LO PEOR: Le sobra cierto aire de telefilm de sobremesa (y minutos)

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