El viaje a Japón había quedado inconcluso, pero no por pereza mía, sino como ya os informe, porque era muy posible que en mis últimos destinos no tuviera acceso a Internet. Efectivamente fue así, y os pasare a relatar los últimos 2 días. Realmente son 3, pero el del viaje de vuelta se describe en una frase. Palizon de avión y ganas tremendas de llegar a casa para dormir.
El día 26 hicimos traslado de Kyoto hacia Mijayima, pasando por Hiroshima, donde visitamos el parque ceremonial de la Paz. En Hiroshima dejamos las maletas en consigna, y nos acercamos hasta este parque, en el que se localiza el epicentro de la explosión nuclear. Esta parte del viaje fue dura, muy dura. El parque es muy sencillo, con pocos arboles, y sin ningún tipo de colorido típico de los parque japoneses. Existe en pie un edificio en pie que fue de los pocos edificios que no quedaron totalmente devastados. Tambien esta una campana de la paz, la cual puedas tocar para expresar taus ganas de paz al mundo. Luego esta la antorcha de la paz, que es una antorcha que estará encendida mientras haya armamento nuclear por el mundo. El monumento a los niños, que consiste en una niña que a causa de la bomba, tenia el pensamiento que si hacia mil grullas de papel se salvaría de los efectos de la bomba, no se salvo, pero esta historia se hizo muy famosa en Japón. Y finalmente el museo, que el precio de entrada es casi ridículo (al cambio unos 30 céntimos) y que si ya es duro el parque por la sensación de rabia e impotencia ni te quiero contar lo duro que es el museo, con objetos, ropas, diarios… Y la mancha sobre una piedra, que es lo único que quedo de un hombre que estaba allí sentado, en el momento de la explosión. Una visita obligada en nuestro viaje a Japón, pero una visita muy dura. Terriblemente dura.
El viaje tiene que continuar, y continuo hacia un paraje realmente espectacular. La isla de Mijayima. Esta isla es la famosa isla que tiene un Tori rojo flotante, dependiendo como este la marea. El pueblecito esta muy bien, se ve muy prontito y sacas unas fotos en un momento super bonitas. Pero lo espectacular de este paraje es el lugar donde nos hospedamos. Un Ryokan. Una habitación al estilo japones, con su mesita pequeña, y su cama en el suelo, la cena en una habitación para nosotros solos, al estilo japones, con una señora que nos saco como 15 platos de comida japonesa, a cada cual peor… Pero fueron muchas las risas que nos echamos cenando esa noche, intentando comer pescado crudo, al estilo chepas, es decir poniéndolo en el fuego de una caldera que era para calentar nose que brebaje también malisimo… Espectacular, las risas, la cena no tanto… Y después nos metimos a unos baños públicos del mismo Ryokan. Eso si que es gratificante. En el baño publico, primero te metes y te lavas en la paredes, con duchas, con champú, y gel, antes de meterte al baño. Toda la pared esta llena de duchas, y luego ya una vez limpio, entras al baño publico, cuya agua esta a 40 grados, y entras totalmente en pelotas claro. Puedes ir combinando entrar y salir dandote un chorro de agua fresca. Después de disfrutar un buen rato aquí sales relajado al máximo.
Para finalizar nuestro viaje toco el turno de Osaka. Osaka era un destino meramente testimonial casi, porque era el punto desde el cual cojeriamos al día siguiente el avion de retorno, así que cuando llegamos y nos instalamos en la habitación, decidimos visitar el castillo de Osaka. No se si fue por el cansancio acumulado que ya hacia mella en nuestros cuerpos o porque realmente no era bonito, la verdad que no nos gusto.
Hasta aquí, las crónicas de este viaje. Conclusión general, un viaje altamente recomendado. Japón es un país distinto, que no deja de sorprenderte, pero del que vuelves enamorado.