Físicos cántabros encuentran un “defecto” en el universo
Un grupo de investigadores del Instituto de Física de Cantabria (Patricio Vielva, Marcos Cruz y Enrique Martínez) -Ente mixto entre el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad de la comunidad autónoma- y de la Universidad de Cambridge presentó ayer en Oviedo un estudio según el cual una mancha inusualmente fría en la radiación del fondo cósmico de microondas -que es la radiación electromagnética más antigua del Universo- puede estar provocada por un defecto cósmico producido poco después del Big Bang. De confirmarse esta teoría, que publicará en su número de hoy la revista ‘Science’, se abriría una vía «que nos permitiría saber cómo era el Universo en sus fases primitivas de formación» y con ello discriminar entre las distintas teorías que tratan de explicar su origen, según explicó Marcos Cruz, del Instituto de Física de Cantabria.
La revista ‘Science’ quiso hacer coincidir la presencia de sus principales responsables en Oviedo, donde hoy recogerá, junto a su colega ‘Nature’, el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades, para dar a conocer los resultados de esta revolucionaria investigación y que «es un trabajo bastante provocador y que puede servir de adelanto para otros trabajos futuros» que confirmen la teoría, afirmó Joanne Baker, editora asociada de la revista.
«Parece apropiado que una colaboración internacional entre científicos españoles y británicos sea presentada la misma semana en que en España se está celebrando la importancia de los logros científicos a través de los premios Príncipe», dijo Baker, quien destacó la importancia que tiene el estudio de las texturas cósmicas, esos defectos que se produjeron en las etapas iniciales de la formación del Universo y que pueden, de confirmarse, «llevar a nuevos puntos de vista sobre la infancia del Cosmos».
Los detalles
De explicar los detalles técnicos de la investigación se encargaron, además de Marcos Cruz, Enrique Martínez González y Michael Hobson, del Cavendish Laboratory de la Universidad de Cambridge, quienes partieron para su estudio de los datos obtenidos del satélite WMAP (Wilkinson Microwave Anisotropy Probe), de la NASA, que trazó el primer mapa suficientemente preciso del fondo cósmico de microondas. Una radiación que se formó 380.000 años después del Big Bang, lapso de tiempo que -tal y como precisó Marcos Cruz-, aunque pueda parecer muy elevado, es corto en comparación con el que ha pasado desde ese origen, hace ya 14.000 millones de años.
Cuando la radiación «se cruza con un defecto, se forman manchas en la misma», explicó Cruz, como la detectada en ese mapa del satélite, en el hemisferio sur galáctico. Hobson lo describió como una especie de «punto negro que parece no encajar con el resto del mapa y para el que se han dado muchas explicaciones, pero hasta ahora ninguna demasiado consistente».
¿En qué consisten esos defectos cósmicos? Enrique Martínez los describió recurriendo a un ejemplo fácilmente comprensible para los legos en astrofísica: «Igual que cuando el agua se hiela se forman grietas y burbujas, es decir, defectos, en el plasma del universo las transiciones de fase tampoco fueron perfectas, dejaron defectos. Eso es lo que creemos que hemos detectado».
Aunque su teoría está pendiente de ratificación, los integrantes del grupo investigador se mostraron convencidos de que los estudios que se vayan a hacer a partir de ahora acabarán por confirmar que, efectivamente, la presencia de una ‘burbuja’ formada en la expansión y enfriamiento del Universo es lo que provoca, al ser atravesada por la radiación, la mancha fría que se refleja en el fondo cósmico de microondas.
¿Las pruebas?
Nunca hasta ahora se ha podido probar la existencia de los defectos cósmicos, aunque ya se teoriza sobre los mismos desde mediados de la década de los 70 del pasado siglo, por parte de los expertos en física de partículas, que ya sostenían que, cuando varios tipos de partícula se separaron del plasma candente del Universo, tendrían que haberse formado diferentes tipos de defectos, uno de los cuales es el conocido como textura, una especie de burbuja formada por campos energéticos.
Tras varios años analizando la «mancha muy fría y grande, de unas veinte veces el tamaño de la Luna» detectada por el WMAP sin encontrarle una explicación plausible dentro de las teorías vigentes, el equipo investigador hispano-británico llegó a la conclusión de que sólo podía tratarse de una de estas texturas. Un reflejo, por tanto, de cómo era el Universo primitivo. «Según nuestra teoría, esta textura tendría que haberse generado más o menos a la vez que las primeras galaxias», precisó Marcos Cruz. Así que, en palabras de su compañero Enrique Martínez, el descubrimiento es «una ventana que abrimos al conocimiento de lo que pasó en el Universo muy al principio».
Los científicos precisaron que su descubrimiento no entra en absoluto en contradicción con el que denominaron «modelo estándar» de teorías sobre la formación del Universo, sino que lo complementa, introduciendo por primera vez de forma práctica la tesis de la existencia de los defectos cósmicos. En el futuro se sabrá que hay de cierto en todo ello. Unas investigaciones que pueden comenzar muy pronto, tal y como adelantó Martínez, «con los futuros experimentos del fondo cósmico de microondas, en particular con la Misión Planck» de la Agencia Espacial Europea, para la que se proyecta lanzar un satélite en el verano de 2008. Con los datos que proporcione esta misión, prosiguió, «vamos a ser capaces de conseguir un mapa con mayor precisión y menos errores, y no sólo de temperatura, sino de ecualización».