Muchas veces he escrito en mi blog y por Machacas sobre Dexter, desde que lo descubrí a la altura de su cuarta temporada, repescando yo las tres primeras por internet. Desde entonces esta serie ha sido una constante de la que nunca me he deshecho, porque creo que hablamos de uno de los productos de mayor calidad (pese a algunos lógicos altibajos) que se pueden encontrar ahora mismo en televisión. Como es natural, todo tiene su desgaste y es cierto que las cotas de grandeza que tuvo esta serie en el APOTEÓSICO final de su cuarta temporada no las ha vuelto a tener (sin desmerecer a lo logrado) Incluso me atrevería a decir que no ha habido un “villano” como el que encarnó en aquella John Lithgow, si bien estuvo a punto la pasada temporada si el personaje encarnado por Ray Stevenson no hubiera tenido una salida tan simplona.
Lo que parecía que iba a ser un círculo sin fin durante las temporadas 5 y 6 (es decir, seguir el esquema de anteriores etapas con novedades mínimas) lo rompieron en la 7, o para ser más exactos, al acabar la 6ª, con Debra Morgan descubriendo las “aficiones” de su hermanastro. Eso nos llevó a aquel gran final de la temporada 7 donde Maria Laguerta encontraba (¡por fin!) la muerte que ya tuvo su personaje en la primera novela de Dexter, pero no a manos de él sino (¡sorpresa!) de Debra. Eso se suponía que tendría implicaciones para esta temporada final como parece mostrarnos un inicio con un salto temporal de seis meses, donde a nuestro protagonista parece que las cosas le han ido de maravilla. Pero eso es tan solo en la superficie, porque para Dexter siempre ha sido un punto de apoyo su hermanastra Debra... y ahora no la tiene. Ello se debe a que la misma se ha distanciado de todo y todos los que le recuerdan su pasado (así como su acto final en la séptima temporada, que la ha dejado claramente traumatizada)
Eso afecta a Dexter más de lo que le gustaría admitir (no es su primera víctima colateral, pero sin duda es la más importante), a lo que no ayuda mucho la llegada de la doctora Evelyn Vogel (magnífica Charlotte Rampling) que se nos desvela como conocedora (¿y creadora?) del código moral que Harry le inculcó a Dexter, sabiendo por tanto (o sospechando) las macabras aventuras de nuestro antihéroe. Estos dos puntos supongo que serán los que más centren esta temporada quedando quizás en un segundo plano ese “asesino cerebral” que se nos ha presentado aqui (al menos su primera víctima), y cuya afición es seccionar y llevarse la parte de nuestro cerebro que controla la empatía (algo que es de lo que carecen los asesinos como Dexter), motivo por el cual hace su entrada la doctora encarnada por Charlotte Rampling, al ser toda una experta en la materia. Y si ese es todo un personaje que apunta maneras, estamos a la espera de que vuelva otro tan importante como Hanna McKay (a cargo de la guapísima Yvonne Strahovski), el mejor de la anterior temporada y cuya trama quedó abierta suponiendose el posible retorno de la misma.
¿Como acabará nuestro protagonista? Es dificil de adivinar tal como estan ahora mismo las cosas, aunque el personaje de la doctora Vogel puede que sea la definitiva gota que colme el vaso y que lleve a Dexter a una situación que rompa definitivamente su estructurado modo de vida (si bien es muy evidente la paulatina evolución del protagonista, que al final ha ido tomando como propia lo que para él en principio era tan solo una máscara frente a la sociedad) Pese a que esta octava temporada ha empezado con record de audiencia aún siendo estrenada en verano (y no en septiembre como solía ser tónica habitual) espero que las andanzas de este serial killer tengan un “buen” final (si ello es posible, teniendo en cuenta las sangrientas aventuras que ha tenido hasta ahora) y no intenten “estirar” algo que para acabar de manera digna requiere un epílogo lo antes posible. Espero que acaben (bien) en esta octava temporada.