Entre machacas y becarios

El Hobbit: La desolación de Smaug

FICHA TÉCNICA

Título: El Hobbit: La desolación de Smaug
Título original: The Hobbit: The Desolation of Smaug
Dirección: Peter Jackson
País: Estados Unidos
Año: 2013
Fecha de estreno: 13/12/2013
Duración: 161 min.
Género: Aventuras, Fantástico
Reparto: Cate Blanchett, Martin Freeman, Andy Serkis, Elijah Wood, Hugo Weaving, Ian McKellen, Ian Holm, Christopher Lee, Mikael Persbrandt, Sylvester McCoy
Distribuidora: Warner Bros. Pictures
Productora: Warner Bros. Pictures, MGM

SINOPSIS

Segunda parte de la precuela de la trilogía El Señor de los Anillos, de J.R.R. Tolkien. En compañía del mago Gandalf (Ian McKellen) y de trece enanos, Bilbo (Martin Freeman) emprende un viaje a través del país de los elfos y los bosques de los trolls, desde las mazmorras de los orcos hasta la Montaña Solitaria, donde el dragón Smaug esconde el tesoro de los enanos. Finalmente, en las profundidades de la Tierra, encontrará el Anillo Único, que habrá de causar tantas batallas.

CRÍTICA

Nueva entrega (la quinta ya de toda la franquicia) y primera secuela de la trilogia que es precuela de la de El Señor de los Anillos (un inicio muy farragoso pero, ¿estais todos? muy bien, seguimos) Como es lógico suponer, hablo de la segunda película que adapta El Hobbit, o como estirar algo que no daba para tanto, para recaudar más y conseguir hacer más caja (operación similar a los finales partidos en dos de las sagas Harry Potter, Crepúsculo y Los juegos del hambre): vale que la trilogia de El Señor de los Anillos tiene tres películas, cada una por un libro, pero El Hobbit… ¿necesitaba tres films en lugar de uno? Como adaptación fiel a algo que en origen era tan solo un cuento infantil desde luego que no, y menos si las extiendes sin necesidad hasta las casi 3 horas de duración (aunque si sirve de consuelo La desolación de Smaug es un poco más corta que Un viaje inésperado).

Pero ahora olvidemos por un instante que Jackson está adaptando la obra de Tolkien de manera fiel y concedamos que tan solo es la base para un ejercicio de continuidad enlazado con lo que fue la trilogia original de El Señor de los Anillos. Es cierto que en los films que nos llegaron en los albores del siglo XXI la épica era un elemento primordial de los mismos, algo carente en la base de lo que sería su precuela, pero… ¿no por ello insertable? En un juego de “cohabitación” como hacen los comics de superhéroes de Marvel y DC (aventuras diversas pero dentro de un marco común) El Hobbit: La desolación de Smaug funciona mejor que su predecesora, sobretodo en lo que sería el resurgir del posterior Señor Oscuro Sauron (algo paralelo a la caida de Anakin en el Lado Oscuro que se vió en las galácticas precuelas de Star Wars, siendo parte de lo que funcionaba mejor de las mismas) Otro detalle en el que aqui aciertan sería el ir directa al grano nada más empezar, al no ser necesaria la presentación de personajes (uno de los puntos debiles, en cuanto a los enanos, de Un viaje inésperado)

Lo que ocurre es que estos nuevos personajes de la Tierra Media no tienen el encanto y el carisma de los de la trilogia de El Señor de los Anillos: salvo Thorin el resto de los enanos importan más bien poco (se les suponen relaciones familiares que no van más allá de la simple mención, como lo del padre de Gimli), mientras que el protagonista de estos nuevos films (un Bilbo Bolsón de nuevo encarnado por Martin Freeman) queda relegado a un papel más secundario, teniendo su mayor momento de gloría en el tramo final con el dragón Smaug del que se han visto algunos momentos en los trailers previos a su estreno. En cuanto a la citada criatura (que se nos ocultaba en el título anterior) hay que decir que impresiona, a lo que ayuda mucho que le haya otorgado voz Benedict Cumberbatch, pero no asombra como lo hizo el luego carismático Gollum en las primeras películas (aunque en parte supongo que es porque el citado personaje si era novedad en imágenes allá por el 2002 en Las Dos Torres, mientras que dragones en el cine, y en todas partes, se han visto multitud)

Si en El Hobbit: Un viaje inésperado teniamos algunos cameos más o menos extensos que nos enlazaban con la anterior trilogia (Galadriel, Elrond y Saruman) aqui ya no serían meras presencias, porque salen más que en una simple escena, pero tenemos el retorno del elfo Legolas (de nuevo interpretado por Orlando Bloom) quien acompaña en sus hazañas a Tauriel (preciosa Evangeline Lilly), una compatriota elfa de la que se nota que está enamorado, si bien ella se decanta más por uno de los enanos del grupo de Bilbo Bolsón. Es ese “romance” el que se nota un tanto metido con calzador, ya que con el mismo se intenta una equivalencia a los encarnados por Viggo Mortensen y Liv Tyler en la trilogia original (aunque también es justo mencionar la nula evolución de los personajes en este capítulo “bisagra” para montar la trilogía, espero que Jackson acierte en Partida y regreso para darle un buen final)

De nuevo Ian McKellen vuelve a ser Gandalf, personaje que ya será mítico en su historial como por ejemplo el de Magneto en los X-Men, si bien en esta película se desmarca pronto del grupo que comanda Thorin hacía una aventura que le llevará a enfrentarse con el luego posterior Sauron (cuya pre-forma neblinosa me recordó al simbionte Veneno de Spiderman) si bien resulta un poco torpe por parte del citado Gandalf saber que se está metiendo en una trampa… y aún así caer rehén en la misma. Otro que también repite de manera escueta es el Radagast al que da vida el ex-Doctor Who Silvester McCoy aunque atentos justo al inicio al cameo del propio Peter Jackson saliendo de la Posada del Pony Pisador, que me recordó al estilo de los que acostumbraba a hacer Alfred Hitchcock.

En cuanto a la estructura de la película, se opta por una versión “videojuego” que consiste primordialmente en lanzar a los personajes desde donde se quedaron en el anterior film para hacerlos pasar por diferentes escenarios (cual si fueran los niveles de un videojuego) donde tendrán que superar diferentes entuertos que les lleven a la siguiente “fase” (escenario) y así hasta el final, que tampoco es ninguna sorpresa si digo que transcurre en la guarida del Smaug del título (antes habrán combatido con arañas gigantes, escapado de los elfos y ocultado de los humanos entre otras peripecias)

Reconozco por tanto que la película es más deudora de la trilogia original que de la obra en la que se basa (se inserta más épica, con mayor o menor acierto, que la que contiene el original Hobbit de Tolkien), pero pese a mi ignorancia hacia los “insertos” que permiten enlazar una trilogia con la otra (según dicen, en algunos casos provenientes de la obra de Tolkien), he disfrutado del espectáculo aunque tengo mis reservas acerca de la fidelidad (y por momentos coherencia) del mismo, pese a lo cual se agradece que aún y su extensión (y algún que otro altibajo) entretenga de principio a fin. Espero que esto se mantenga (y no empeore) para su final dentro de un año.

LO MEJOR: Sigue siendo un espectáculo visual de primera coherente con el resto de títulos de la saga, lo que satisfará a los que (como yo) querían darse de nueva un paseo por la Tierra Media de Tolkien.

LO PEOR: Sigue sin llegar a la maestría de los primeros films, evidente aqui en ciertos detalles un poco forzados (como lo relativo a la elfa Tauriel). Asimismo salvo tres o cuatro personajes (Bilbo, Thorin, Gandalf y poco más) el resto padecen una evidente falta de carisma respecto a los de la trilogía inicial.

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