Título: El retrato de Dorian Gray
Título original: Dorian Gray
Dirección: Oliver Parker
País: Reino Unido
Año: 2009
Fecha de estreno: 12 de marzo del 2009
Duración: 107 min.
Género: Aventuras, Acción
Reparto: Colin Firth, Ben Barnes, Rachel Hurd-Wood, Rebecca Hall, Ben Chaplin, Emilia Fox, Fiona Shaw, Caroline Goodall, Douglas Henshall, Michael Culkin
Guión: Toby Finlay
Distribuidora: Aurum Producciones
Productora: Ealing Studios, Fragile Films
SINOPSIS
Dorian Gray (Ben Barnes) es un atractivo aristócrata que regresa a su Londres natal tras pasar la adolescencia aislado en el campo. Abrumado por la vida nocturna londinense, Dorian se sumerge en ella de la mano de Lord Henry Wottom (Colin Firth), quien le muestra los lugares más recónditos y peculiares de la capital inglesa.
Dorian pronto comienza a obsesionarse con alcanzar la eterna juventud. Un retrato suyo pintado por Basil Hallward (Ben Chaplin) se convertirá en un recordatorio palpable de sus graves faltas con el paso del tiempo. A diferencia del resto de los mortales, el apuesto Dorian permanece impasible al sucederse los años y es el retrato en cambio, el que envejece y asume su degradación física y moral.
CRÍTICA
La obra original en la que está basada la película no la he leido, y mi relación con el personaje se circunscribe a su (forzada) inclusión en la película La liga de los hombres extraordinarios (ya que recordemos que Dorian Gray no aparecía en el comic original de Alan Moore) De todas maneras estamos hablando de una historia clásica (algo así como el cuento del Rey Midas) con lo cual ya muchos saben de antemano de que va y como acabará.
En ese sentido la presente adaptación poco de novedoso ofrece, más alla de presentar el relato a una nueva generación que no lo conozca, pero pese a un arranque que no da muchas esperanzas y con un ritmo cansino, el tono se afianza tras la primera media hora, consiguiendo como resultado final una película que, si bien insisto en que no aporta novedades sobre una historia harto conocida, si se deja ver con las dosis mínimas de entretenimiento que le pide uno a un film de estas características.
Al correcto resultado final ayuda sobretodo la labor de ese gran actor que es Colin Firth, quien en su papel secundario consigue robar muchas escenas al propio Ben Barnes, el protagonista absoluto del film (visto la pasada temporada en Las Crónicas de Narnia: El Príncipe Caspian). Y es que el citado Barnes peca de una interpretación fria y anódina, que unido a las características “eternas” de su personaje y la época en la que está ambientada la película dotan a algunos momentos de cierto aire que puede hacer recordar a La Saga Crepúsculo u otras historias de vampiros románticos.
Como toda película de época que se precie, en el apartado visual la recreación es lo más destacable, pero el componente fantástico está poco o nada explotado, lo cual unido a una realización simplemente correcta de un relato harto conocido dan como resultado una película de visionado entretenido pero intrascendente.
LO MEJOR: La ambientación, el esquema argumental básico y Colin Firth.
LO PEOR: El ser un relato muy conocido y su frio resultado final en pantalla (en parte por su soso protagonista).