El director Mike Mitchell, veterano tanto de las películas de acción real como de anteriores películas de DreamWorks Animation, se pregunta: “¿Cómo podíamos ofrecer a los espectadores lo que conocen y les gusta, pero dándole al mismo tiempo un enfoque nuevo, haciéndolo más bonito?” Una difícil tarea para cualquier director, continúa Mitchell: “Habíamos aceptado el agridulce desafío de poner punto final a la historia de Shrek. Sabíamos que los fans querían ver cómo acababa”. Cuando llegó el momento de desarrollar la historia de “Shrek felices para siempre”, los realizadores decidieron centrar realmente la película en Shrek, para ver cómo está y qué tal le van las cosas al antaño temido ogro.
Aunque el ogro verde es el núcleo de todas las historias, algunos dirían que el personaje se había domesticado un poco después de tres películas. Siendo actualmente padre de tres niños, Shrek tiene responsabilidades, deberes y obligaciones. Ya no es el amenazador gigante que conocimos al principio de la primera película, que hacía que la gente de Muy Muy Lejano saliera corriendo en dirección opuesta. Ahora, le tratan como a una celebridad local, con los aldeanos tratándole con reverencia, quitándose el sombrero ante el y saludando cordialmente cada vez que ven en la calle al respetable Shrek.
Como sucede con la mayoría de las historias que tienen una continuación, cada aventura y cada capítulo proporciona nuevas experiencias y oportunidades para que un personaje crezca y se desarrolle. En el caso de Shrek, el siguiente paso lógico parecía ser una crisis de valores de la madurez. “Sabíamos que teníamos que mantener fresca la historia, pero dándole un giro nuevo”, explica la productora Teresa Cheng. “Nos preguntamos: ‘¿Qué más puede aprender Shrek en su trayectoria como ogro?’”
Al principio del desarrollo del proyecto, a los artistas se les ocurrió una imagen de Shrek contemplándose en un espejo y mirando su cartel de ‘Se Busca’, y pensando: “¿En qué me he convertido?” Para los realizadores, aquello resultó ser una encrucijada importante en el desarrollo del argumento de la película. “Pensamos que era interesante el hecho de que ya no es el ogro que era en la primera película de Shrek. Se ha vuelto manso, ya no asusta, le aprecian todos los aldeanos”, dice Mitchell. “Lo último que queríamos era que Shrek perdiese su gancho”.
A medida que Mitchell iba dando cuerpo con el equipo a los vaivenes de la historia, las posibilidades parecían infinitas. El ignoto potencial de explorar el mundo de Muy Muy Lejano parecía no tener límites. Pero fue al escritor Josh Klausner (“Noche loca”) a quien se le ocurrió la idea de que Shrek retrocediera en el tiempo. ¿Qué pasaría si Shrek pudiera volver atrás? “Aquello se convirtió en el cumplimiento de un deseo muy atractivo”, dice Mitchell. “Todos pensamos en regresar a nuestro pasado, en volver para atrás el reloj, en volver a vivir nuestra vida”.
Para Walt Dohrn, que ejerce de responsable del argumento en “Shrek felices para siempre”, esa premisa encaja perfectamente con el mundo de Shrek. “En la primera película, Shrek aprende a quererse a sí mismo, en la segunda, aprende lo que significa formar parte de una familia. En ‘Shrek Tercero’, se resigna a aceptar sus responsabilidades como padre y marido. En la cuarta y última película, se enfrenta a una gran pregunta: ¿qué pasaría si su vida hubiera resultado de otra forma?” El productor ejecutivo Aron Warner añade: “Una vez que integramos esas ideas en el argumento, nos dimos cuenta del círculo completo que supone en cuanto a que la continuación de la historia servía como conclusión y final natural a la serie de las películas de Shrek”.
Para Mitchell, era fácil identificarse con el argumento y con los sentimientos de Shrek. Padre de dos niños pequeños, podía simpatizar con “Shrek el padre” teniendo que cambiar la vida de un ogro por la de un chofer de niños con partido de fútbol el sábado por la tarde. “Tengo un niño de dos años y otro de cuatro”, explica Mitchell. “Cuando empecé este proyecto, acababa de nacer mi segundo hijo. Es una experiencia que realmente te cambia la vida, y es muy difícil ser genial cuando se lleva una bolsa de pañales colgada al hombro y un chupete colgando del cuello”.
Con esa dirección en mente, el equipo desarrolló para Shrek una clásica historia de “¿Qué pasaría si…?”. Casado felizmente, con tres hijos y un reino que gobernar, la vida de Shrek se ha vuelto prosaica y muy rutinaria (al menos en su opinión). Sintiendo un poco de nostalgia de su época de ogro soltero, Shrek hace un pacto con el proverbial diablo, que en este caso en concreto no es otro que el embaucador del cuento clásico de hadas, Rumpelstiltskin.
Rumpelstiltskin, el más reciente villano del mundo de Shrek, anda detrás de una cosa: el trono de Muy Muy Lejano. Aprovechándose de la nostalgia de Shrek por su época de ogro, Rumpel le hace a Shrek una oferta que éste no puede rechazar: vivir un día libre de responsabilidades, como un ogro DE VERDAD. A cambio, lo único que Shrek tiene que hacer es darle un día de su pasado. Parece un trato bastante justo: un día a cambio de otro día. Poco imagina Shrek que Rumpel especifica en la letra pequeña de su contrato que el día que él va a tomar es el que cambiará de forma bastante radical tanto la vida de Shrek como la de los habitantes de Muy Muy Lejano. En un gesto de elegante maldad, Rumpel elige el día en que nació Shrek.
“El resultado es absolutamente catastrófico”, dice Mitchell. “Todo lo que el público sabe de Shrek, Fiona y los personajes de los cuentos de hadas se vuelve del revés y se introduce en una realidad alternativa”. Continúa el director: “Y nadie sabe quién es Shrek. Simplemente, le ven tal y cómo es: un ogro grande y terrorífico”.