Llega un niño a la escuela con un ojo morado y la maestra le pregunta:
– ¿Dime Alberto que te ha pasado?
Y el niño responde:
– Es que en mi casa somos tan pobres que dormimos en la misma cama mis
padres, mi hermano y yo. Anoche mi papi se subió encima de mi mami y decía:
“ah… aaah… aaaah…”, hasta que se giró hacia mi y me preguntó:
“Hijo… ¿estás dormido?”.
Y yo le dije: “no papi” y…
¡Guaka!, me soltó un guantazo.
La maestra le aconsejó:
– Esta noche si te preguntan procura quédarte callado…
Al día siguiente llega con el otro ojo morado y la maestra le
pregunta:
– ¿Qué te pasó esta vez? ¿No te quedaste callado?
– Es que esta noche mi papi tambien se subió encima de mi mami y
decía: “ah… aaah… aaaah…” Y yo calladito, maestra”. Y mi padre más
rápido: “ah… aaah… aaaah… aaaaah… aaaaaah”. Y yo calladito
calladito, hasta que mi papi empezó a decir: “¡Me voy a correr, me voy a
correeer!”. Y mi mamá contestó: “¡Yo tambiééén!”.
Y yo como tenía miedo de que no me llevaran les dije:
“¿Y yo con quién me quedo?”.
Y claro… ¡¡Guaka!!
– Bueno, cuando tu papi le diga eso a tu mami quédate callado.
Al día siguiente llega el niño más golpeado todavía y le cuenta a la
maestra:
– Otra noche más mi papi encima de mami y yo calladito. Y mi papi
decía: “ah… aaah… aaaah…”. Pero yo calladito calladito. Y mi papi dijo
de nuevo: “¡Me voy a correr, me voy a correeer!”, y yo calladito
calladito… Entonces, la cama se empezó a mover muy fuerte y mi hermano
empezó a rebotar hasta que se cayó de la cama rompiéndose la crisma del
hostiazo y yo mudo…
Entonces mi papi le dijo a mi mami:
“Que… ¿echamos otro?”. Y yo intervine:
“No papi, que ya me bajo yo solito”
y…¡¡¡Guaka!!!