Entre machacas y becarios

La quinta ola

Tampoco es raro que cuando algo (sea lo que sea) triunfa, surjan un montón de “sucedaneos” con cierto parecido al origen de esta “moda”: ¿que destaca una adaptación como Los juegos del hambre que la hace una saga rentable? Pues cualquier otra novela de estilo o temática más o menos similar antes o después seguirá por el mismo camino, siendo prueba de ello las (aún en curso) sagas Divergente y El corredor del laberinto (entre las citadas se podría meter la saga Crepúsculo, ya finalizada y cuyo público potencial es el mismo, si bien en ese caso no es una distopia sino que se decanta más por otras vertientes)

En lo que coinciden todas ellas es su origen literario, que en el caso que nos ocupa es una trilogia escrita por Rick Yancey y que, tras la que da título a esta película, continua en El mar infinito y ¿acabará? en la aún inédita The last star (lo que me lleva a preguntarme porque ahora se busca la franquicia desesperdamente en donde sea, ya que muchas de esas novelas (que parten con elementos en algunos casos similares, por ejemplo las distopias) tienen historias que podían ser resumidas en menos páginas, pero que se estiran para forzar trilogias y sagas extensas, que luego se trasladan a la gran pantalla en películas que tan solo son partes de un todo)

Pero vayamos al grano, y es valorar el presente título: ya de entrada lo mejor que puedo decir de él es que resulta correcto y entretenido (sin tampoco aspirar a más) Sin engañar a nadie se suma sin reparos a la moda de todas las sagas que antes he citado, tomando elementos de unas y otras, a lo que añade detalles de la fallida The host (cuyas secuelas literarias ignoro si estan en proceso), La invasión de los ladrones de cuerpos y el cine catastrofista de Roland Emmerich, siendo lo más entretenido para el espectador el ir recordando en donde se han visto previamente las diferentes situaciones que acontecen en esta película.

Eso no es todo, porque al principio de la historia, cuando nos presentan a la Cassie Sullivan a la que da vida Chloë Grace Moretz, se dan todos los tópicos de los títulos con adolescentes norteamericanos, lo que sirve para mostrarnos que nuestra heroina es en inicio una chica normal con los problemas típicos de su edad relacionados con el instituto, los chicos, etc. Esa parte nunca llega a molestar porque casi enseguida ya se pone en marcha la invasión: unos alienígenas realizan cuatro olas de ataques planificados sobre nuestro planeta, a la espera del quinto y último, el cual se supone que barrerá a los humanos de la faz de la Tierra.

Hay que reconocer que esos ataques resultan ingeniosos en su planteamiento: el primero es un pulso electromagnético que se carga toda la tecnología del planeta (lo que demuestra lo dependiente que es el ser humano de sus propias creaciones) Tras ese, el segundo provoca tsunamis y terremotos espectaculares (siendo en esas pocas escenas cuando uno se recuerda del cine catastrofista de Roland Emmerich), mientras que el tercero es un mutado virus de la gripe aviar que diezma a los que aún sobrevivian. El cuarto sería la bajada de los aliens a la superficie, ocultos con aspecto humano (siendo ahi cuando recuerda a La invasión de los ladrones de cuerpos)

Aunque no está forzado, aqui tenemos de nuevo el típico triángulo amoroso cuando la protagonista tendrá que dudar entre dos chicos guapos y jóvenes (como en la saga Crepúsculo o la de Los juegos del hambre) con la sorpresa que esconde uno de ellos (y enseguida se nota cual) que es lo que me recordó a la antes citada The host. Las motivaciones de Cassie serán con el propósito de salvar a su hermano (como hacía Katniss en Los juegos del hambre por su hermana) recorriendo en su periplo por escenarios que pueden recordar a la serie de televisión The walking dead (con la que coincide en que ambas se han rodado en Georgia)

El trabajo actoral es correcto y cumplidor en líneas generales, destacando un Liev Schreiber como un ambíguo coronel del que uno (ya de entrada) no se acaba de fiar. Por su parte Chloë Grace Moretz sostiene sobre sus hombros el peso de ser la heroina de esta historia, y aunque acomete su trabajo con eficacia, me quedo con la sensación (como también me pasó en Si decido quedarme) de que pese a su esfuerzo no acaba de sentirse cómoda con su personaje, de tal manera que aunque no llega a las cotas de soseria de Kristen Stewart en la saga Crepúsculo, tampoco consigue transmitirnos la empatía que si tenía la Jennifer Lawrence de Los juegos del hambre.

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