Manga, 13x18cms, tapa blanda, 384 páginas
ISBN: 978-84-674-7603-3
Idioma: Español
Guión: Kazuo Koike
Dibujo: Kazuo Kamimura
SINOPSIS
¡La secuela de Lady Snowblood, el manga que inspiró la película Kill Bill, en un único recopilatorio!
RESEÑA
Se podría tildar a este manga de innecesario, y es que con el estupendo climax final que tuvo la serie original, ¿que necesidad había de volver con el mismo personaje? Pero es que Yuki Kashima tiene el suficiente potencial (como ya demostró la anterior entrega) con lo cual, ¿porque no? De ahi que tengamos ahora la continuación del excelente manga Lady Snowblood, reencontrándonos nuevamente con su vengativa protagonista. Pero… ¿merece la pena?
Demostrando que sólo con un personaje no puedes rellenar una historia, el brio y la energia que tenian en la serie original las ideas vengativas de la protagonista pierden aqui un poco de fuerza, al ser políticos los motivos que la llevan a la acción, ya que todo está enmarcado en cierto proceso de occidentalización que vivió Japón a finales del siglo XIX, algo no muy bien visto por ciertos sectores más conservadores.
Pese a todo el conjunto sigue siendo una obra interesante, con una protagonista cuyo potencial es claramente innegable, pero mientras que los sentimientos de venganza que inundaban su mente en la historia original eran más coherentes con la acción, ahora los motivos que la llevan a la misma se antojan cuando menos un poco más “cogidos con pinzas” (se nota más lógico orquestar una venganza contra los que atacaron a tu familia que no una defensa de ciertos valores por los cuales, ¿darias tu vida?) Aún así la labor de los mismos autores que la historia inicial dota al conjunto de los suficientes elementos como para convertirlo en una lectura destacable si bien no al nivel de la anterior entrega.
LO MEJOR: El potencial de su protagonista, que combina a la perfección dosis de acción y erotismo como para convertirla sin duda en todo un mito (no en vano en ella basó Tarantino su Kill Bill).
LO PEOR: Los motivos que la llevan a la acción, ya que la política no tiene la misma fuerza que la venganza.