Se apellida García, como su padre, y se llama Tomás… Igual que su madre.
Este “yogurín” se declara malagueño y malaguista por los 4 costados y a las 4 acostado.
Le flipan los Viernes Santo, no porque sea Semana Santa, sino porque siempre caen en viernes.
Trabajaba en la radio (aun sin acabar la carrera, ya que, según él “le ha cogido cariño”) hasta que lo echaron por robar los micros del estudio y aprovechar la gomaespuma para el perro.
Es medio príncipe porque dice ser de sangre blanquiazul.
El día que consiga que su abuela diga correctamente la palabra “kiwi”, hará una fiesta. Pero de pijama, que si no, no sabe que ponerse.
Su familia es de Archidona, un pueblo de la Costa del Sol, por lo que Tomás es archiconocido, porque de momento lo conocen por allí.
Tiene 23 tacos, aunque reconoce que cada año cumple uno más.
Ha alcanzado la pubertad en el plató de Nuevos Cómicos donde ya ha grabado dos monólogos.
Ah, por cierto se escribe Tomás y se lee To+. Vamos, que se pronuncia igual.