Esta anécdota que tuvo lugar en La Romareda. Corría el año 1995, y el Real Zaragoza jugaba la ida de las semifinales de la eterna Recopa de Europa contra el Chelsea. En un partido lleno de tensión en el campo, la inquietud se trasladó al público, que enfervorecido seguía el duelo con ansias de devolver la visita a Londres con la máxima renta posible.
Los protagonistas en el terreno de juego fueron Xavi Aguado, capitán del Real Zaragoza y Paul Furlong, delantero del Chelsea. En una jugada de este último en las inmediaciones del área de Andoni Cedrún, Xavi cortó por lo sano, dejando a Furlong tumbado en el suelo retorciéndose con gritos de dolor. La atención de todos los expectadores se centró entonces en la grada porque los impresentables hooligans ingleses comenzaron a causar problemas.
En ese momento de la segunda parte la policía cargó duramente contra los seguidores del Chelsea que estaban en el fondo sur. Estos se reorganizaron y atacaron a la policía incluso con asientos arrancados. Llegaron refuerzos de la policía y de nuevo acorralaron a los seguidores del Chelsea. El partido seguía trancurriendo pero nadie le prestaba atención, ya que el publico estaba absorto en el “espectaculo” que se presenciaba en el graderío.
Entonces desde el fondo norte se empezó con el grito que se hizo famoso en esa época de “písalo, písalo” y todo el estadio empezó a jalear a la policía con ese grito. Lo típico en cualquier campo de fútbol, que se queda como un cántico más dentro de las incidencias de un partido. Pero no fue así para los rotativos ingleses…
Al día siguiente, ese cántico hizo estragos en tierras británicas. Todo porque un avispado corresponsal inglés desvirtuó el significado y la composición de ese cántico. En el “Pisalo, pisalo, pisalo…” entendió un “Peace and love, peace and love…”, bautizando La Romareda en un auténtico adalid de “paz y amor”, causando furor en terreno anglosajón y dejando Zaragoza como un ejemplo a seguir. Las portadas de los periódicos ingleses así lo manifestaban, convirtiendo nuestro estadio como símbolo del fair play y de la hermandad entre equipo local y equipo rival.