Tras 96 capítulos la serie de nuestro psicópata favorito ha tocado a su fin. Tengo que reconocer que me aficioné a Dexter en su cuarta temporada (había recuperado las tres primeras por internet) y desde entonces he disfrutado de una serie magnífica en origen, notable como media o tan solo buena sin más en sus peores capítulos, que los ha habido… ya que tampoco ha prescindido del problema de muchas series: alargar argumentos más allá de lo deseable tan solo por el apoyo que les da la audiencia. Menos mal que aqui, con sus aciertos y algún que otro disparate (al final hay que pensar que la policia de Miami es tonta), la calidad nunca ha bajado del aprobado.
Haciendo recopilación la némesis perfecta de Dexter fue el meticuloso Trinity de la cuarta temporada, siendo el final de la misma el más climático de toda su andadura en estos ocho años de historia televisiva. Pero no por ello quiero olvidarme de Ray Stevenson, que fue perfecto contrapunto a nuestro héroe en la séptima temporada si no fuera por el abrupto final que tuvo el personaje. Lo malo han sido todos los que no han llegado a ese nivel, que desde la quinta temporada (inclusive) han sido sin duda todo el resto de villanos (destacando un Colin Hanks en la sexta que resulta dificil de imaginar como un asesino profético)
Con la promesa de que la octava temporada sería la última, tenía interés por saber como finalizarian las andanzas de este personaje, máxime cuando su éxito ha hecho valorar incluso si tendrá algún posible spin-off (creo que incluso le ha venido bien al autor del personaje, ya que Jeff Lindsay ha escrito más de media docena de libros sobre Dexter, si bien con la particularidad de desarrollar líneas argumentales diferentes a las de la serie de televisión) Igual esperando demasiado el final elegido ha sido decepcionante para muchos de los fieles seguidores pero tengo que reconocer que a mi me ha convencido en la medida en que lo hizo el final de House hace más de un año. Y es que la comparación con la serie que encasilló a Hugh Laurie viene a colación porque en esencia es LO MISMO: Los protagonistas de ambos acaban fingiendo su muerte pero dejan la puerta abierta para recuperar al personaje en un futuro.
Muchos esperaban que Dexter fuera atrapado y juzgado por sus muchos crímenes (¿os recordais la tensión con la que vivimos la segunda temporada, cuando parecía que eso era lo que iba a suceder de un momento a otro?) pero ese bucólico final en Argentina con Harrison y la retornada Hanna McKay (Yvonne Strahovski) tampoco me hubiera disgustado. Al final han intentando cumplir con ambas opciones, algo que se adivinaba más bien imposible, pese a la inclusión en esta última tanda de episodios de un personaje como el de la doctora Evelyn Vogel (Charlotte Rampling) que al principio de esta octava temporada se presentaba como la madre “espiritual” de Dexter (fue ella la creadora del código de Harry que nuestro protagonista siempre siguió en su lucha contra los malos)
La dificil relación de Debra (Jeniffer Carpenter) con su hermanastro ha sido lo más interesante desde que descubrió las “aficiones” que este tenía, pero la catarsis que su muerte provoca en Dexter me pareció un poco brusca (aunque coherente) más que nada porque ponía al Cirujano Cerebral (el psicópata de esta temporada) a la altura del Trinity de la cuarta (por lo que aquel le arrebató) pero le falta todo el carisma que tenía aquel o que ha tenido su madre en la ficción, encarnada por Charlotte Rampling. Por ello NO ME PARECE MAL la decisión de acabar con el personaje de Debra, e incluso me encanta el final donde Dexter la de un “funeral” al estilo de los muchos que hizo para sus muchas víctimas (al considerarse él culpable de lo sucedido) y su decisión de alejarse de lo que más quiere, Harrison y Hanna, para no destruirlo como le ha pasado con Deb, lo que al final lo hace tan humano como decía no serlo hace ocho años cuando lo conocimos.
¿Porqué no acabar así? Hubiera estado correcto, demostrando que no hay final feliz para un asesino como Dexter. Pero mira tú por donde que dejando las puertas abiertas no solo para la secuela sino que para el spin-off… ¡nuestro héroe ha sobrevivido! Lo encontramos como leñador en una escena sin diálogos que nos deja a todos con la incógnita de que deparará el futuro. A partir de aqui es cuando se pueden hacer elucubraciones (y es donde salen los paralelismos); al igual que le pasó a Hugh Laurie con el Doctor House, el rostro de Michael C.Hall siempre estará asociado al de Dexter Morgan, por lo que en ambos casos me imagino un hipotético retorno dentro de unos años, cuando en ambos casos quieran llenar la billetera de manera fácil, bien sea como nueva serie, nuevo inicio o hasta adaptación a pantalla grande (si se tercia)
En definitiva Dexter ha sido una serie notable en conjunto que rozó la excelencia en muchas ocasiones y que ahora estaba en un punto correcto aunque quizás con muchos personajes metidos como de simple relleno (¿la hija de Masuka? ¿A estas alturas que pinta?) El final deja las puertas abiertas a una continuación en un futuro indeterminado, dándole si acaso al protagonista el peor castigo que se le puede dar: autoexiliado de lo que quiere para no dañarlo (más) En definitiva no me arrepiento de estos 96 capítulos que hemos estado juntos, por lo que gracias por todos los buenos momentos que me has hecho vivir Dexter Morgan.
ANEXO: Por este enlace el otro final que hubiera tenido la serie de haber continuado su showrunner inicial.