La respuesta está en “El buen té”, primer cortometraje de nuestra amiga Patricil, que es de lo más renacentista y ha rodado ello durante su periplo vital en el continente en el que los mineros a veces salen pafuera en una suerte de parto adulto. A ver qué os parece [el sonido va un poco flojuno pero oiga, la pérdida de la virginidad en una disciplina artística es complicá], y nada, los vericuetos del mismo están en su blog, que es estupendo. ¡¡Ansiamos expectantes ver nuevas obras tuyas de las disciplinas ya exploradas o de otras a las que a buen seguro pronto hincarás los incisivos!!
¡¡Chacal cúrrate una crítica jejej!!
¿Crítica? Ni mucho menos (en sentido negativo, se entiende) porque me ha encantado por su simpatia pero sobretodo por los paralelismos entre ambas situaciones que pueblan un metraje breve pero tremendamente intenso.
Jajaj, sí q exuda intensidad. Y el balance tragicómico es tan prudente como acertado. El detalle de la tetera propia lo he percibido en un principio como una declaración de intenciones, pero tras una segunda visión creo que no es sino una marca de agua surreal y absurda que permite a Patricil reivindicar su autoría. El rush lo considero un inequívoco símbolo fálico. Y las personajes que irrumpen en el baño son sin duda merecedoras de un corto spin-off.
No puedo acabar la exposición de mis opiniones sin pronunciar mientras como un polvorón -o alfajor- las palabras que los excelentes críticos utilizan con acierto a modo de colofón inapelable: Puro -bocado al polvorón- cine.
¡Se me ha subido el pantone dos tonos!
Aziz, polvorón o alfajor porque definitivamente ¡NO ES LO MISMO!
Por cierto, lo de la tetera aunque parezca gratuito en realidad está triplemente justificado:
1- Simboliza las armas de mujer con las que se calienta al hombre (el agua)
2- Hace verosímil que en un restaurante usen una tetera común para hacer el té
3- Introduce el surrealismo para luego poder hacer el juego del cambio condón/bolsa de té.