A Ridley Scott siempre le han juzgado toda su obra posterior sobre sus dos primeros y más emblemáticos trabajos: Alien y Blade Runner. De la primera ha habido secuelas, precuelas y hasta spinoffs pero ninguna ha superado a la original (no entramos en las valoraciones porque hay desde films más o menos acertados a bodrios que sería mejor olvidar), pero la segunda se había mantenido “virgen” de secuelas hasta ahora, aunque nadie le niega lo mucho que influyó en el aspecto visual de un buen montón de películas que llegaron con posterioridad. Aunque en su momento fue un fracaso de taquilla, el Blade Runner original de 1982 fue revalorizado con el paso del tiempo, por lo que una secuela 35 AÑOS DESPUÉS se antojaba como un reto dificil, no solo de llegar al escalafón que tiene el film previo, sino que además atraiga a una nueva hornada de espectadores.