Una de las mejores cintas que pude disfrutar en los noventa fue Leon: El profesional de Luc Besson, con unos notables Jean Reno y Natalie Portman. Sería ese mencionado título lo primero que se le viene a la cabeza a uno al encontrarnos con el Asher de aqui, un personaje que parece estar diseñado por un esquema muy parecido a como lo estaba allí el del protagonista. Pero a diferencia de aquel título, que si logró marcar época a algunos cinéfilos, no se puede decir lo mismo de esta cinta, si bien hay que reconocer que tampoco sería una de esas que ya huelen a bodrio desde el principio, sustentándose toda su estructura en los hombros de su protagonista, un carismático Ron Perlman que realiza aqui un correcto trabajo.