Tampoco es raro que cuando algo (sea lo que sea) triunfa, surjan un montón de “sucedaneos” con cierto parecido al origen de esta “moda”: ¿que destaca una adaptación como Los juegos del hambre que la hace una saga rentable? Pues cualquier otra novela de estilo o temática más o menos similar antes o después seguirá por el mismo camino, siendo prueba de ello las (aún en curso) sagas Divergente y El corredor del laberinto (entre las citadas se podría meter la saga Crepúsculo, ya finalizada y cuyo público potencial es el mismo, si bien en ese caso no es una distopia sino que se decanta más por otras vertientes)
En lo que coinciden todas ellas es su origen literario, que en el caso que nos ocupa es una trilogia escrita por Rick Yancey y que, tras la que da título a esta película, continua en El mar infinito y ¿acabará? en la aún inédita The last star (lo que me lleva a preguntarme porque ahora se busca la franquicia desesperdamente en donde sea, ya que muchas de esas novelas (que parten con elementos en algunos casos similares, por ejemplo las distopias) tienen historias que podían ser resumidas en menos páginas, pero que se estiran para forzar trilogias y sagas extensas, que luego se trasladan a la gran pantalla en películas que tan solo son partes de un todo)