La nueva película de Christopher Nolan como director es una historia bélica tan bien desarrollada como concreta en sus intereses, lo que se nota en un muy ajustado metraje de apenas 107 minutos. Narrada bajo tres puntos de vista diferentes que englobarían todos los frentes de un conflicto armado (tierra, mar y aire) cada uno de ellos tiene sus propios personajes, que vendrían a englobar una pequeña muestra de lo que significa una guerra para ese héroe anónimo que lo único que busca es lo más básico: sobrevivir y ayudar en la medida de lo posible (sin ese ensalzamiento patriótico que suele tener asociado el género bélico)
Los protagonistas de esas tres historias son un grupo de soldados que llegan a la playa del título con la clara intención de conseguir salir de allí con vida (por tierra), un pequeño barco particular que intentará salvar a cuantos más soldados mejor (por mar) y unos aviones que intentarán evitar que las playas de Dunkerque no se tiñan de aún más sangre (por aire) Esos tres relatos tienen además su propio desarrollo temporal, ya que transcurren en una semana, un día y una hora respectivamente, y todos ellos confluyen en un trepidante final si bien sus historias se irán entrelazando a medida que avanza el film, lo que permitirá ver algunas de las situaciones desde varios puntos de vista.