Aunque se emita en horario infantil, una serie de animación como Los Simpsons no nació como tal, sino que dirigida al público adulto. Otro tanto se puede decir de las series animadas de Seth McFarlane (como Padre de familia, Padre made in USA) aunque en algunos momentos su emisión en España haya sido en horario más propio de la infancia. Y ya no digamos South Park, cuyo lenguaje soez la condenó a horarios de madrugada en inicio y al destierro después (siempre en referencia a la televisión en abierto en este pais)
Y es que sigue existiendo la costumbre de que los “dibujos animados” (aunque ahora más bien sería la animación por ordenador) son para niños, cuando eso no tiene porque ser siempre así, ya que cortas ideas que igual no pueden tener salida de otra manera (si bien admito que algunas de las series de animación que hay hoy en día han tocado de manera más o menos acertada temas “delicados”, siempre bajo unos límites, lejos de los puritanismos de mi infancia)
Este preámbulo viene a colación porque La fiesta de las salchichas ES UNA PELÍCULA PARA ADULTOS (y lo digo así, bien a lo grande) porque cuando fuí a ver la película de South Park en su momento ya ví como salía gente enfurecida diciendo que esa basura no era para niños. No hace falta ir tan lejos, porque la reciente Deadpool provocó reacciones similares, pensando los padres que ese superhéroe era una especie de Spider-Man, y por lo tanto tan inocente como el arácnido de Marvel. ¿Tanto cuesta informarse de las cosas o es que todo se reduce a plantarse delante de la taquilla de los multicines y echar a suertes lo que se va a ver? Además, ahora con internet se puede adelantar casi toda la película a base de trailers, posters, clips con escenas y todo el material promocional previo (excesivo en según que casos, de hecho no suelo prestarle mucha atención para así no comerme spoilers y perderme posteriores sorpresas) Pero vayamos al grano…