La primera película de esta lóngeva saga fue un film que cosechó un insospechado éxito que ha dado pie a secuela tras secuela, hasta llegar a la actual (que ya es la quinta) Admito que al ser animación dirigida a los más pequeños los personajes calaron en el público, lo que ha motivado el triunfo en taquilla de las sucesivas entregas a medida que iban llegando a las pantallas.
Pero seamos sinceros, Ice Age no ha sido nunca una gran saga en cuanto a calidad: la primera se salvaba gracias a Scrat (una ardilla prehistórica siempre detras de una bellota) y ese ha sido el recurso mejor aprovechado de todos los títulos que vinieron a continuación (incluido este) El citado animal era un digno heredero de los clásicos Looney Tunes, ya que en sus múltiples peripecias para no perder su querida bellota era capaz de todo tipo de filigranas, recordando (por ejemplo) al Coyote en su eterna caza del Correcaminos.
¿Cual es el problema? Esos momentos de humor funcionaban más o menos bien como gags de entre cinco y diez minutos, pero con tan breve tiempo no puedes rellenar toda una película, por lo que había que tirar de más elementos… y no precisamente para mejor: Uno de los errores de esta franquicia ha sido aumentar paulatinamente el número de personajes en la misma, pareciendo más una sitcom con animales prehistóricos (a lo que añadir ideas argumentales a cual más extravagante)