Admito que no soy perfecto (nadie lo es) y que quizás en ocasiones he dejado pasar buenas películas por la típica selección que uno hace con los estrenos de la cartelera (verlo todo es abusivo y uno escoge bajo sus propios criterios) Eso me ocurrió hace tres años con Expediente Warren: The Conjuring, que luego pude recuperar en un pase cuando la emitieron por televisión, admitiendo (y ya es extraño teniendo en cuenta que uno ha visto casi de todo en lo referente a sustos) que era una película de terror realmente inquietante. Su éxito ha propiciado esta secuela, que pese a todo se puede disfrutar sin problemas en caso de que no se haya visto el film precedente, si bien tiene el handicap de una mayor duración.
No quiero sugerir que sea peor por ser más extensa (tampoco mucho, de 1 hora 52 minutos pasamos a 2 horas 14 minutos), pero el terror (al igual que la comedia) suele funcionar mejor en pequeñas dosis, por lo que la insistencia sobre un mismo concepto puede restar importancia al mismo (¿cuantas películas no hemos visto donde la sorpresa inicial se diluye si se abusa durante el resto del metraje de la misma?) Pero por suerte eso no ocurre en este caso, y aunque tampoco estemos ante un título que invente nada nuevo, como le pasaba a la precedente, si es digna de mérito la labor a la hora de desarrollar momentos tensos y angustiosos que consigan mantener atento al espectador.
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