Sherlock Holmes y su gran universo es sin duda todo un clásico que a lo largo de las décadas se las ha visto de todos los colores, bien sean con las adaptaciones más o menos fieles a las obras de su creador (Sir Arthur Conan Doyle) o bien sean variantes de todo tipo y condición en donde sus andanzas han ido más allá de la intriga implícita en su base, para entrar en todo tipo de estilos (de comedia a fantástico o ciencia-ficción pasando por la modernización de su mundo o enfrascándolo en todo tipo de aventuras más o menos canónicas, divertidas o dignas de algún tipo de mención) Si nos ceñimos, al igual que el presente título, al género de la comedia, destacaría la película Sin pistas (1988), en la que Michael Caine y Ben Kingsley eran Holmes y Watson en una cinta donde se invertian los roles característicos de este popular dúo con un divertido resultado tan efectivo como simpático.
En tiempos más recientes las adaptaciones de mayor éxito han sido la serie de televisión Sherlock (en la que se hacia una bastante acertada actualización de su base literaria) y las dos películas dirigidas por Guy Ritchie con Robert Downey Jr. como el popular detective y Jude Law como Watson. En ambos casos se jugaba en ocasiones con la comedia con resultados más o menos efectivos, que se hacían más claros en las cintas de 2009 y 2011, las cuales gozan tanto de detractores como de defensores, si bien en términos generales las aceptaron bien tanto la crítica como el público. Sería justo por aquel entonces cuando también empezó a dar vueltas el proyecto de la presente película.