Por muchos es sabido que desde hace ya unos cuantos años el cine de Hollywood tiene su mirada puesta en China, cuyo mercado ha salvado del fracaso a algún que otro título (caso de, por ejemplo, Warcraft: El origen) Por encima de que sean mejores o peores (eso va al gusto de cada uno) hay muchas de estas películas en las que se gastan increibles fortunas, por lo que resulta comprensible que busquen la rentabilidad final del producto (ya digo, sin tener nada que ver que luego sea mejor o peor) por lo que el mercado chino es uno de los más apetecibles por su alto potencial en los resultados de la taquilla mundial.
La gran muralla es una evidente coproducción entre China y Estados Unidos para contentar a los primeros pero con detalles de los segundos que les permitan hacer un producto exportable a todos los mercados, los cuales podrían resumirse en tener al frente del reparto a un actor como Matt Damon para así llamar la atención del público (también andan por ahi Pedro Pascal y Willem Dafoe pero sus ¿personajes? no dejan de ser meras comparsas perfectamente prescindibles) en un espectáculo tan llamativo como artificioso que bien podría haber quedado en manos de directores de la calaña de Michael Bay o Roland Emmerich.