Las cintas de terror de las últimas décadas se ha caracterizado por explotar determinado tipo de franquicias con sucesivas secuelas que iban deslegitimizando las virtudes de los títulos inaugurales. Eso desprestigió a un género que nos ha aportado una multitud de pesadillas y angustias, hasta que llegó Expediente Warren, cuyo éxito propició una secuela que seguramente no será la última. Lo realmente sorprendente es que no hayan abusado (por lo menos de momento) de esta saga con muchas secuelas, sino que les ha dado por los spin-offs, ya que tras los de Annabelle y La Monja (con sus respectivas secuelas, en el segundo caso aún en proyecto), ahora nos llega el de La llorona, que dentro de esta franquicia donde se incluye sería ya su sexta entrega, pero que se puede ver sin ningún problema aunque no se hayan visto ninguna de las otras películas.