Hace poco me leí la novela en la que se basa esta película, porque me sorprendió su nominación al Oscar a mejor film de animación, dejando en la estacada incluso a predecibles candidatos como Buscando a Dory de Pixar (aunque poco importa porque la “casa-madre”, Disney, si ha logrado incluir dos títulos suyos como Zootrópolis y Vaiana) Aparte de que no tenía referencias previas de este título, me llamó la atención el que fuera en animación stop-motion, así como todos los premios a los que había sido nominada o que ya había ido acumulando en su pase por diferentes festivales, por lo que ese fue el empujón que me hacía falta para decantarme por esta historia, saciar mi curiosidad y valorarla por mi mismo (como me pasó con La La Land), primero en su notable base literaria y luego con el presente (y escaso) film.
Esta película dura apenas 66 minutos, un lapsus de tiempo a priori muy breve pero que resulta suficiente para captar la esencia de la obra en la que se basa, aunque resulta demasiado parcial respecto a la misma, ya que se centra en detalles puntuales que sirven para que el director nos transmita un evidente mensaje (tenemos que proteger a la infancia de ahora porque son la humanidad del futuro) pero deja otros de lado, al centrarse tan solo en algunos personajes mientras que los otros sirven tan solo como complemento a su mensaje, pero sin desarrollarlos como sucede en la obra literaria. Con esto no me vengo a referir que por ello esta película pierda valor, pero queda claro que se ha intentado también llegar al público infantil suavizando (si ello es posible) algunos temas.