El mundo del deporte siempre ha sido un cajón de inspiración para los cineastas. Desde películas que exploran la rivalidad entre varios deportistas, como Rush, pasando por aquellas que abordan problemáticas reales como Invictus, Moneyball o La verdad duele hasta llegar a aquellas que cuentan con grandes nombre del deporte como mero reclamo publicitario, como la entrañable Space Jam, o en las que el deportista en cuestión pasa más bien desapercibido, como Daniel Negreanu en X-Men Orígenes: Lobezno.
El último en subirse al carro de este universo tan prolífero ha sido el australiano Craig Gillespie con una de las cintas más impactantes de los últimos años: Yo, Tonya. La película, que llegará a la cartelera española el próximo 23 de febrero, narra la supuesta historia real de la patinadora Tonya Harding, mundialmente conocida por ser la primera mujer estadounidense, la segunda en el mundo, en completar un salto triple axel en competición. Además de su indudable calidad como patinadora, Harding siempre fue una figura controvertida en el mundo del patinaje artístico, primero por sus modales vulgares y sus trajes poco adecuados (¡confeccionados por ella misma!) pero sobre todo por haber formado parte del complot que tenía como objetivo apartar a la patinadora Nancy Kerrigan de las pistas de hielo y que terminaría con la propia Kerrigan con una pierna rota y con Harding vetada de por vida por la Asociación de Patinaje Artístico de EE. UU.
La vida de Harding nunca fue fácil, algo que la marcó durante toda su carrera deportiva. Y esta vida truculenta es precisamente la base sobre la que se sustenta la película de Gillespie, que juega entre la fina línea que separa la comedia del drama más oscuro. Para el director de Lars y una chica de verdad el objetivo principal que pretende conseguir con esta producción es el de poner en valor la historia de esta patinadora que a pesar de su valía como deportista fue considerada como una mera caricatura de sí misma en la década de los 90. Para ello ha recurrido a un elenco actoral francamente potente encabezado por una Margot Robbie que ha alcanzado su culmen interpretativo en esta cinta. La actriz australiana ha reconocido en varias entrevistas que no conocía absolutamente nada de la historia de Tonya Harding pero que tras la lectura del guion de Steven Rogers tuvo claro que quería participar en el proyecto ya no solo como actriz en el papel protagonista sino también como productora. La preparación de Robbie para desempeñar el papel de Harding le ha valido un gran esfuerzo, tanto a nivel físico como psíquico. Si bien es cierto que el triple axel que vemos en la película es el resultado de varias dobles y la magia del montaje digital, también lo es que la actriz australiana ha rodado gran parte de sus escenas sobre el hielo, llegando a entrenar para ello hasta cuatro horas al día durante cuatro meses. Por otra parte, Robbie se ha visto obligada a abandonar su característica sonrisa para asumir como propia la personalidad extrema y visceral de Harding, algo que según ha comentado a diferentes medios le ha costado más de lo esperado. Con todo, la escena en la que Tonya se maquilla antes de su última competición con una sonrisa forzada en el rostro que es capaz de transmitir más que un diálogo de 5 minutos, pasará a la historia del cine. Todo este trabajo le ha valido a Robbie una más que bien merecida nominación al Oscar.
Si la de Margot Robbie es una actuación espectacular, la de Allison Janney no se queda atrás. La veterana actriz es la encargada de dar vida a LaVona Harding, la madre cruel e insensible de la patinadora. Con una apariencia más cercana a la de un murciélago y con un cigarrillo como fiel compañero, LaVona fue un personaje clave en la vida de Harding ya que fue ella quien la introdujo en el mundo del patinaje artístico a temprana edad y quien siempre la acompañó a sus competiciones. Sin embargo, la manera que empleaba LaVona para motivar a su hija se aleja bastante de lo que cualquiera pueda considerar como un método efectivo, algo que terminaría por romper la relación entre madre e hija. De hecho, en la actualidad la patinadora no mantiene ningún tipo de relación con ella.
En la cinta se muestra de una manera excelente la relación de amor odio entre ambas Harding, una relación que empeoró con la aparición de Jeff Gillooly, interpretado en la ficción por Sebastian Stan. Gillooly se casó con Tonya cuando ésta tenía 19 años y desde ese mismo momento mantuvo una relación de control sobre ella que tocó a su fin cuando organizó, junto a su amigo Shawn Eckhardt, el ataque a Nancy Kerrigan.
Además de una actuación increíble por parte de todo el reparto, actuación que por sí misma mantiene el clímax durante todo el metraje, la película cuenta con otros aspectos que la hacen todavía más atractiva. Al ya mencionado magistral equilibrio entre comedia y drama, se le une un lenguaje poco adecuado y unas escenas de violencia que por veces rebajan su dureza rompiendo la cuarta pared. En este sentido, el relato narrativo se intercala con entrevistas a los personajes basadas en entrevistas reales. Un dato curioso es que en la entrevista de Allison Janney como LaVona Harding hubo que sustituir su inseparable cigarrillo por una mascarilla de oxígeno ya que la dueña del pájaro que aparece sobre su hombro se negó a que nadie fumara alrededor del animal. Como guinda del pastel, una banda sonora llena de temazos que despertarán la vena más nostálgica del espectador.
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FICHA TÉNICA Y SINOPSIS en IMDB (en inglés) y en Filmaffinity (en español)
FECHA DE ESTRENO EN ESPAÑA: 23 de febrero
LO MEJOR: La soberbia actuación de Margot Robbie
LO PEOR: Si tuviéramos que decir algo sería la violencia explícita de algunas escenas, pero no enturbian el conjunto de la cinta.