Como llegan las fiestas navideñas es el momento del estreno de una nueva película de la factoria Disney, pero tengo que admitir que mi primer pensamiento al saber del presente film era que por su temática parecía más coherente estrenarlo con el calor del verano que con el fresco del invierno (pero bueno, tampoco tiene nada que ver porque la Disney ya ha estrenado en lo que llevamos de año varios títulos, que van desde la muy simpática Zootrópolis hasta el muy logrado remake en acción real de El libro de la selva pasando por el esperado aporte Pixar que fue Buscando a Dory, aunque con el descalabro de Alicia a través del espejo)
Como es lógico, Disney es mucho más que eso (no he entrado en los universos Marvel y Star Wars, ni en el resto de cosas con las que sin duda se está convirtiendo en un baluarte del entretenimiento a nivel global) pero otro detalle que siempre ha ido parejo con ellos ha sido su vertiente de “princesas”, donde en principio se podría catalogar a esta Vaiana (Moana en su título original), aunque en la propia película se quieran deshacer de dicho “calificación” con un comentario sarcástico no del todo acertado (ya que no hay que ser muy listo para ver que lo que te estan vendiendo es lo mismo que otras veces, aunque te digan que no)