Ahora mismo el concepto de remake está tan a la orden del día que lo asumimos como algo normal cuando leemos que hay en marcha (o que se va a estrenar) una nueva versión de tal o cual título. Esas nuevas variantes con suerte pueden no desmerecer del título original, aunque más bien suelen quedar por debajo de la mayoria de expectativas. Por eso hace tres años asombró (positivamente) el remake de Posesión infernal (Evil dead) que llevó a cabo Fede Álvarez, dejándonos a la espera de cual sería su próximo film. Pues bien, la misma ha acabado con esta No respires.
De nuevo con Sam Raimi como productor, esta película se podría decir que coincide con la previa al suceder casi toda su duración (unos muy ajustados 88 minutos) en un escenario único, la casa de un veterano soldado ciego en la que se meten tres jóvenes con la idea de realizar un robo sencillo que les sacará de su ritmo de vida precario. Ahi está (ya de entrada) uno de los mayores aciertos del film, porque aunque al trio de jóvenes se le puede achacar lo previsible de que alguna cosa les pasará (¡si no, no tendriamos película!), sus personajes son sencillos y sinceros (como todo en este film, sin que ello tenga por que ser algo negativo) y están desarrollados de una manera acertada teniendo en cuenta el tono del relato, lo que provoca una inmediata empatía hacia ellos (en especial con la joven de este trio de ladrones, interpretada por Jane Levy, que también estuvo presente en el remake mencionado antes de Posesión Infernal)