Domingo 19 de Octubre de 2008. Valladolid. 17:45 hora local. Autobús de la línea 6 dirección Delicias.
Sube una chica (joe, vaya racha que llevo de chicas, prometo hablar también de chicos en alguna ocasión), impresionante, con un vestido negro por la rodilla, escote, y botines anudados. Imposible no mirarla, guapísima, una princesa. Pintalabios muy rojo, pelo negro suelto, y los ojos más tristes que he visto en mucho tiempo.
En ese momento me acuerdo de una poesía que me hicieron memorizar en el cole, Rubén Darío es el autor, y empieza con estos versos:
La princesa está triste,
¿Qué tendrá la princesa?
Los suspiros se escapan por su boca de fresa.