Con la acuciante falta de ideas que hay hoy en día, una de las fuentes de inspiración más claras han sido las series de televisión, muchas de las cuales han tenido años después su remake en la gran pantalla, con resultados dispares. Una de las más recientes fue The Equalizer, la cual se estrenó hace cuatro años y que partía de una serie televisiva de los años 80, si bien tan solo tomaba de la misma un planteamiento básico y el nombre de su protagonista, aunque la película le cambiaba la raza (sin que tampoco sea un detalle de primordial importacia sino más bien meramente anecdótico) en lo que acabó siendo una solvente película de acción en la línea de los films justicieros de Liam Neeson, en este caso a mayor gloria de Denzel Washington.
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Misión Imposible: Fallout
22 años después de dar comienzo esta franquicia como adaptación de la homónima serie de televisión de los años sesenta, nos llega lo que sería ya la sexta entrega de la saga en la gran pantalla, por lo que el primer pensamiento de cualquier espectador sería preguntarse si es necesario y merece la pena. Es que son ya seis películas a cargo de cinco directores diferentes, siendo John Woo con la primera secuela el que obtuvo un peor resultado, que incluso hizo pensar si no habría finiquitado la saga. Por fortuna J.J.Abrams hizo una variante de su serie de televisión Alias en la tercera entrega que funcionó bastante bien, a las que siguieron las dirigidas por Brad Bird (M.I.: Protocolo Fantama) y Christopher McQuarrie (M.I.: Nación secreta), siendo en ambos casos dos secuelas que, dentro de su género, convencieron a crítica y público. De hecho es justo esta última, al convencer pese a ser ya una quinta entrega (lo que podría llevar a pensar si se habian agotado las ideas) la que motivó a no arriesgar y que repitiera como director Christopher McQuarrie, siendo el responsable de esta Misión Imposible 6 que lleva el título de Fallout.
Ocean’s 8
¿Para qué arriesgar cuando se puede ir sobre seguro? Esa parece ser la tónica más predominante estos últimos años, donde casi todos los films que nos llegan con ánimo de reventar la taquillas son remakes, reboots, secuelas, precuelas o bien un poco de todo. ¡Ojo!, no seré yo quien me queje si la fórmula funciona, pero hasta cierto punto resulta un tanto decepcionante tener una idea preestablecida sobre una película, y que luego una vez vista la cumpla en cada uno de sus puntos. Eso podría ser quizás una crítica negativa hacia el presente film, lo cual sería inexacto porque estamos ante un título sin duda alguna entretenido. El problema radica en que si tienes que dar su valoración en unas pocas palabras lo más justo sería decir que “está bien, pero…”, siendo entonces cuando tienes que aceptar que no “es oro todo lo que reluce”.
Los extraños: Cacería nocturna
El slasher es uno de esos géneros de los que se ha abusado TANTO que ahora mismo las novedades brillan por su ausencia, circulando por unos terrenos previsibles que dificultan la sorpresa del espectador veterano. En estas últimas cuatro décadas uno ya ha visto tantos serial-killers que han llenado de sangre las pantallas, que poco hay de destacable a día de hoy, y salvo los contados casos que han tenido algo de dignidad o algún detalle más o menos sorprendente y/o sugerente, el resto han sido las enésimas secuelas, reboots o remakes de éxitos pretéritos.
Como ejemplo de película de este género más o menos llamativa sobre las demás, una de las más recientes fue Los Extraños hace una década, por lo que resulta sorprendente que se hayan tardado diez años en sacar adelante una secuela, ya que lo rentable de la entrega inicial (sólo costó 9 millones de dólares, recaudando a nivel global más de 80) llevaba a la deducción de que lo aprovecharían antes (sirva de ejemplo por entonces el triunfo de otro título del género como Saw, ingenioso en origen pero luego abusivo en secuelas)
Deadpool 2
Cuando hace un par de años se estrenó Deadpool sorprendió a muchos (entre los cuales me uno) al ofrecer un película de superhéroes que se cachondeaba sin problemas tanto de dicho género como de si misma. Conocido hasta entonces en España como Masacre, y sin ser ni mucho menos un personaje de mis preferidos de Marvel, a lo que añadirle al que yo pensaba inadecuado Ryan Reynolds (que hasta entonces había estado MAL en todas las películas basadas en comics en las que había participado) la primera entrega de Deadpool certificó que podian tener cabida en este género tanto el humor grueso (con dosis de cachondeo) así como la violencia explícita. Como es evidente el público respondió bien (si no sería raro el tener una secuela tan rápido) y con un escueto presupuesto de 58 millones de dólares (al menos para los que se gastan en este tipo de adaptaciones) logró casi 800 a nivel mundial así como ser la cinta con calificación R más taquillera de la historia en Estados Unidos. En resumen: todo un ÉXITO sorpresa muy merecido.
Un lugar tranquilo
Más que por “tranquilo” el “A quiet place” original sería Un lugar en silencio, siendo justamente eso (el SILENCIO como hecho primordial) una de las claves principales de una película pequeña en esencia pero grande en resultados. La historia se centra en otro mundo apocalíptico más, que en principio no tendría ningún tipo de aliciente que lo hiciera llamativo, pero John Krasinski (aqui tanto director como protagonista masculino) nunca nos explica las causas, aunque más o menos quedan sugeridas a medida que el relato avanza, siendo la mayor novedad ese silencio antes citado, ya que las criaturas que los amenazan atacan sin piedad a CUALQUIER sonido más o menos fuerte, lo que provoca a la familia protagonista el vivir en un mutismo casi total.
No es hasta que no lo analizas cuando te das cuenta del montón de ruido que un ser humano llega a provocar, por lo que imaginaros una situación como la planteada. En este caso se trata de una familia numerosa, con el citado Krasinski como padre de la misma y Emily Blunt como esposa (algo en lo que coincide en la vida real) a lo que añadir sus tres retoños, entre los cuales la hermana mayor cobra un especial protagonismo al ser sorda y tener un audífono que no acaba de funcionar bien, lo que lleva a que en ocasiones no sepa que sucede a su alrededor o el ruido que hace ella misma, con el evidente peligro que eso conlleva.