Desde que en el año 2008 el actor Liam Neeson encabezó el reparto del film Venganza ha creado un subgénero consigo mismo, en el cual se puede decir que ha “heredado” el concepto de justiciero que hace unas décadas ostentaba Charles Bronson. Las características físicas de Neeson, unido a un tono de voz recio y fuerte (si se puede oir en versión original) ha conseguido que no le faltarán todo tipo de cintas de ese estilo a este actor, destacando en especial las varias películas que ha rodado a las órdenes de Jaume Collet-Serra. En este caso se une a otra moda imperante desde el mundo de Hollywood, que son los remakes de películas de éxito en el extranjero, de los cuales se llevan a cabo versiones similares (cuando no casi idénticas) Lo curioso aqui sería que es el propio director de la película original noruega que sirve de base para esta (Hans Petter Moland) quien se encarga de llevar a cabo esta nueva versión, sustituyendo al Stellan Skarsgård de aquella por un siempre eficaz Liam Neeson, en un papel muy acertado dentro de ese subgénero abierto por este actor como maduro héroe de acción en el cual se maneja bastante bien.
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Toy Story 4
Cuando se anunciaron toda la larga lista de secuelas que Pixar iba a emprender (y que hemos visto en estos últimos años), la que se me antojaba más innecesaria era Toy Story 4 porque consideraba que la tercera entrega ya fue un buen final para esta franquicia y era dificil aportar algo nuevo. Una vez vista esta cuarta entrega es justo decir que aún estando realmente MUY BIEN y aún siendo tremendamente entretenida, su historia se nota que hubiera estado ideal para haberla resuelto en un cortometraje, pero en exceso dilatada como para hacer de ella una película, máxime cuando en esencia tampoco aporta nada que no hubieramos visto (y sentido) con las anteriores entregas. No es una crítica negativa por mi parte porque en su apartado técnico esta cinta es sencillamente GENIAL, con imágenes de un fotorealismo tan perfecto que tienes que pensar que lo que estas viendo ha sido hecho por un ordenador. Pero ya no logró encandilarme como las previas.
Men in black international
En 1997 (hace ya 22 años) llegaba a las pantallas Men in black, un film que tenía el espíritu del cine fantástico de serie B, lo único que con un presupuesto de serie A. En aquel entonces aún estaba esa moda por lo del cambio de milenio, por lo que el éxito de una propuesta así era tan lógico como el que tenía por aquel entonces la mítica serie Expediente X. El problema venía porque una historia que bien podría ser heredera de la mencionada obra de Chris Carter fue salpimentada con el humor tan particular del por entonces actor de moda, Will Smith. Pero al final el resultado fue una cinta algo mejor de lo esperado, al menos para un servidor, si bien me dejó con ganas de ver como se hubiera enfocado esto como parece ser que lo hizo en los comics, pero aceptando lo que allí plantearon cinco años después repetí con Men in black II… y ya la cosa no fue para tanto.
La franquicia tardó diez años en volver a ponerse en marcha, y lo hizo en 2012 con la evidente Men in black III, que de nuevo supo acertar aunque la química entre su pareja protagonista (Tommy Lee Jones y Will Smith) quedó en cierto segundo plano, por el viaje temporal en el que Josh Brolin recogía el testigo para encarnar a un joven Agente K en el pasado, siendo sin duda uno de los mayores aciertos de aquella entrega, que parecía culminar esta saga hasta que fuera reiniciada por otros responsables y en otra dirección. Con la presente Men in black international digamos que se cumple lo primero pero no lo segundo, jugando a dar más de lo mismo.
X-Men: Fénix Oscura
De los mutantes de Marvel hay que reconocer que Fox ha hecho films para todos los gustos: tenemos la trilogia inicial, la de Lobezno y esa trilogia precuela (que con el presente título deja de serlo, porque ya es el cuarto) a lo que añadir las dos entregas de Deadpool. La calidad de esa docena de cintas (contando la presente) ha sido variable, con picos de bastante validez pero también con agujeros de la indiferencia más absoluta. Aunque fuera Bryan Singer quien comenzó esta franquicia hace ya casi 20 años, el hecho de ser el director que se ha encargado de más entregas (cuatro hasta el momento) no ha sido obstáculo para que se haya equivocado, como dejó patente en Apocalipsis, la entrega previa a esta. Por eso que el cambio a Simon Kinberg, el director de esta entrega que hasta ahora había actuado como productor de esta franquicia, dejaba las puertas abiertas a que el resultado final fuera a mejor… o empeorara (insisto en que son 12 películas donde ha habido de todo) Afortunadamente hay más de lo primero que de lo segundo.
En esta X-Men: Fénix Oscura siguen la misma evolución por décadas que en las secuelas previas, de tal manera que si Primera Generación estaba ambientada en los años sesenta, Dias del futuro pasado en los años setenta y Apocalipsis en los años ochenta, la de ahora nos situa en 1992. Se cierra esta extensa saga, a la espera de que sea relanzada por Disney una vez la integre en el universo Marvel cinematográfico, y lo hace intentando corregir errores previos, al volver a una historia ya vista en X-Men 3: La decisión final.
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Rocketman
Tengo que admitir que uno de mis estrenos preferidos del pasado año fue Bohemian Rhapsody, una película en la que consta como director Bryan Singer (famoso responsable de varias entregas de los X-Men de Marvel), si bien por diversos problemas durante el rodaje que tampoco viene a colación recalcar hicieron que quien acabara esa película fuera Dexter Fletcher, que es el director de esta Rocketman. Si ambos son biopics de famosas figuras de la canción (una del malogrado Freddie Mercury, esta del aún entre nosotros Elton John), lo de comparar las dos obras sería evidente, máxime con el éxito de la primera tanto en taquilla como en premios (varios Oscars, incluyendo el de Rami Malek como mejor actor), si bien la crítica tuvo disparidad de opiniones sobre el film centrado en el mítico miembro del grupo Queen.
Si bastantes fueron los nombres que sonaron para encarnar a Freddie Mercury en Bohemian Rhapsody (hasta que se lo llevó un muy acertado Rami Malek, que lo hizo en mi humilde opinión notablemente bien), es justo preguntarse que tal está Taron Egerton siendo aqui Elton John, porque si en el caso del primero se consiguió un efecto mimético al del malogrado artista pero NO era la voz de Malek la que oíamos, en este caso SI que el joven protagonista de las dos Kingsman (hasta la fecha) lo ofrece todo, incluso sus cuerdas vocales, para encarnar a este astro de la canción. Por encima de que luego el film convenza más o menos, es indudable que si se sustenta sería por la labor de Taron Egerton que creo que bien le merece una nominación en los próximos Oscar.
El hijo (Brightburn)
Vivimos una gran época dorada en cuanto a adaptaciones de comics de superhéroes, ya que más allá de la variable calidad de cada una de ellas, sin duda alguna hay tantas opciones para escoger (tanto en la gran como en la pequeña pantalla) que uno se siente desbordado. Pero al igual que ocurre en las viñetas, dentro de este género la “voz cantante” parecen llevarla Marvel y DC (si bien de una forma más acertada la primera que la segunda, al menos hasta el momento) lo que deja con la sensación de que la mayoría de ellas están cortadas por un mismo “patrón”, variando tan solo meros detalles según las características de cada superhéroe (o grupo de ellos) Por eso se agradecen películas como El hijo (cuyo título original es Brightburn), que nos acerca al popular género de justicieros enmascarados desde una óptica más terrorífica, tomando como base al que podriamos denominar como el superhéroe más básico y primordial de todos: Superman.
Por todos es conocido el origen del citado kryptoniano: con un planeta al borde de la extinción fue enviado en un cohete hacia la Tierra, donde la familia Kent (que le puso de nombre Clark) le inculcó todos esos buenos valores de los que empezó a hacer gala cuando comenzó a actuar como su alter-ego Superman. En esa “realidad” todo fue bastante bien, pero imaginemos por un instante que las cosas se hubiesen torcido y que en vez de crearse al superhéroe primordial lo que saliese de ahi fuera un villano con todas las de la ley. Pues bien, ESO es lo que es esta El hijo (Brightburn): la versión tenebrosa de un hipotético Superman.