Las películas de superhéroes se puede considerar que tienen un “patrón” al cual se ciñen para ofrecer, si el resultado las acompaña, un correcto entretenimiento que convenza a los fans de ese personaje en cuestión y consiga que el público que no ha leído un comic en su vida disfrute (en mayor o menor medida) con el producto final (algo que no siempre se consigue pero que como mínimo se intenta) Al igual que sus homónimos en viñetas, la mayoría son personajes cuyas peripecias acaban siendo aptas para todos los públicos, por lo que tanto el vocabulario como el sexo (o la muestra del mismo) está muy controlado para que se cumpla ese requisito en el producto final.
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Zoolander 2
Cuando se estrenó la primera entrega de Zoolander reconozco que no fuí al cine a verla, si no que la recuperé más tarde en un pase por televisión. Ese primer título se estrenó en Estados Unidos dos semanas despues del atentado del 11S, lo cual repercutió en una carrera comercial más bien floja: apenas 60 millones de dólares a nivel global, sobre un presupuesto de 28, pese a unas críticas mayormente aceptables.
Si hubiera tenido éxito lo más seguro es que después nos hubieran llegado sus secuelas, pero digamos que la fama de la película se fue “cocinando a fuego lento” (sirva el símil culinario) siendo en formato doméstico cuando arrasó (hay fans tan curiosos como el también director Terrence Malick) Es por ello que ahora se estrena esta secuela, 15 años después del título inicial, el cual el paso del tiempo ha aupado a la categoria de película de culto por sus múltiples fans. Read More
Zootrópolis (Zootropia)
Cuando uno habla de Disney se suele pensar en sus múltiples relatos de princesas, o sino en lo que nos ofrecen desde Pixar, pero no todo es más de lo mismo y hay también espacio para todo tipo de ideas en ese sello, como viene a demostrar esta notable Zootrópolis. El punto del que parte es muy sencillo: lo mismo que se ha ha imaginado un mundo solo de robots (o con bichos, o con coches, o con juguetes,… ante todo variedad) este film nos muestra un mundo de animales, lo cual tampoco es que fuera una especial novedad, si no fuera por la evolución de los mismos.
Casi desde sus inicios la animación en cine se ha nutrido de fábulas con animales antropomórficos que adoptaban actitudes humanas, pero dichos relatos siempre solian tener una ambientación retro, algo que no sucede aqui, ya que estamos ante una historia contemporanea, lo cual se hace evidente en (por ejemplo) el uso de dispositivos móviles, fiel reflejo de la vida misma. Pero el eje por el que se mueve su punto de partida es que Zootrópolis (con diferentes hábitats como la lujosa Sahara Square y la gélida Tundratown) es la capital de un mundo en el que todos los animales viven en paz y armonia, sean depredadores o presas, de tal manera que todos pueden llegar a ser lo que quieran… aunque ya veremos que con matices.
La quinta ola
Tampoco es raro que cuando algo (sea lo que sea) triunfa, surjan un montón de “sucedaneos” con cierto parecido al origen de esta “moda”: ¿que destaca una adaptación como Los juegos del hambre que la hace una saga rentable? Pues cualquier otra novela de estilo o temática más o menos similar antes o después seguirá por el mismo camino, siendo prueba de ello las (aún en curso) sagas Divergente y El corredor del laberinto (entre las citadas se podría meter la saga Crepúsculo, ya finalizada y cuyo público potencial es el mismo, si bien en ese caso no es una distopia sino que se decanta más por otras vertientes)
En lo que coinciden todas ellas es su origen literario, que en el caso que nos ocupa es una trilogia escrita por Rick Yancey y que, tras la que da título a esta película, continua en El mar infinito y ¿acabará? en la aún inédita The last star (lo que me lleva a preguntarme porque ahora se busca la franquicia desesperdamente en donde sea, ya que muchas de esas novelas (que parten con elementos en algunos casos similares, por ejemplo las distopias) tienen historias que podían ser resumidas en menos páginas, pero que se estiran para forzar trilogias y sagas extensas, que luego se trasladan a la gran pantalla en películas que tan solo son partes de un todo)
Pesadillas
Antes de empezar esta crítica tengo que reconocer que en mi juventud no me leí ninguna novela de R.L.Stine, un prolífico autor de relatos de miedo orientados hacia el público joven. No me son desconocidos sus libros, pero cuando veía alguno, el hecho de que fuera terror dirigido al público infantil siempre me hizo descartarlos por prejuzgarlos como relatos muy simplistas (con la mayoria de edad recien superada yo me decantaba más por monstruos más adultos como Freddy Krueger o las obras de terror del también prolífico Stephen King)
De todas maneras el éxito de estas novelas es indudable teniendo en cuenta todas las que hay, lo que propició que la saga se extendiera a televisión, en una serie de la que desconocía su existencia hasta que ahora me he puesto a escribir la crítica de esta película, aunque me aventuro a suponer que siguiera un esquema parecido a La dimensión desconocida o Historias de la Cripta: una presentación de un relato breve de misterio, terror y/o fantasía, siendo autoconclusivos casi todos como tónica general.
La habitación (Room)
¿Os imaginais que alguna persona os mantuviera cautivos en un mismo sitio durante muchos años? ¿Os imaginais pasar a ser el juguete sexual de un depravado que os encierra y dispone de vuestra vida a su libre albedrio? Tampoco estoy diciendo algo inédito, casos reales ha habido, los cuales nos han sobrecogido el corazón porque… ¿os imaginais vivir semejante infierno?
La novela en la que está basada esta película (que me leí hace más o menos un par de años) parte de dicha premisa: un niño de cinco años llamado Jack nos narra como es el mundo desde su punto de vista; un punto de vista cuyas fronteras son las paredes de la habitación donde ha vivido toda su vida junto con su madre. Pero pronto su situación va a cambiar, porque el gran amor y las ansias de supervivencia de ella la llevarán a intentar ampliar los límites de su hijo más allá de esas cuatro paredes de la habitación que es lo único que ha conocido.