Previsor que soy, hace ya unos meses que me leí la novela homónima de Ernest Cline en la que está basada esta película de Steven Spielberg, la cual ya me era previsible que estaría bien plagada de referencias a la cultura popular de los años ochenta y noventa, de las cuales también se pueden encontrar en la obra literaria, con especial notoriedad hacia las de los videojuegos de aquellos años. Con semejantes características y siendo el director de la película alguien de la talla de Steven Spielberg (sinónimo del más puro cine de entretenimiento de aquellos años), las expectativas eran considerables sobretodo tras el resbalón que tuvo con Mi amigo el gigante, su apuesta previa hacia el cine más comercial, la cual se resolvió por debajo de lo esperado tanto a nivel de crítica como de público.