Aprovechando el éxito de la primera, han tardado más bien poco con esta secuela de unos personajes (en origen) de comic tan populares como Las Tortugas Ninja, que vivieron su época de mayor auge en los años 80 y principios de los 90. Estrenada hace un par de años los casi 500 millones de dólares recaudados a nivel mundial (sobre un presupuesto de 125) de Ninja Turtles fueron motivos suficientes para dar pie a esta secuela, pero si ya entonces estábamos ante una película correcta y entretenida (dentro del tipo de producto que es), esta secuela corría el riesgo de aumentar los errores de aquella, ya que no olvidemos que el productor es Michael Bay (a quien le debemos, entre otras, la saga Transformers); y todos sabemos que cuando este señor mete mano en algo, su estilo (para bien o para mal, aunque más de lo segundo) se nota.
Aún siendo rentable, la anterior entrega cosechó críticas no muy buenas, algo de lo que esta tampoco se librará, pero si uno entra a valorarla tan solo como producto de entretenimiento (ni más ni menos que lo que es) pensando que esta secuela sería igual, o (estando Bay) un poco peor que la anterior, para mi sorpresa he de admitir que me he encontrado con un producto final con sus errores, pero que convence más al recurrir a algo que encandilará a los (ahora) adultos que vivieron en su juventud la serie de animación que hizo famosas a estas tortugas: la nostalgia de aquellos años. ¿Es mejor o peor que la primera? Pues me atrevería a decir que un poquito más de lo primero que de lo segundo gracias a esos recuerdos de cuando eramos (más) jóvenes.