En su afan por intentar que tengamos Star Wars hasta el límite, en los años que no toca un episodio de esta saga nos ofrecen una historia que sea complementaria, y aunque no sea del todo muy necesaria (sirva de ejemplo la previa Rogue One) siempre puede atraer al público necesario como para que el negocio siga funcionando. Eso me imagino que serán lo que esperan con el presente film, el segundo dentro de esos spin-offs surgidos de la saga-madre, y que en esta ocasión se centra en algo con mucho potencial que hasta ahora había permanecido inédito en la gran pantalla: los años de juventud del popular Han Solo, encarnado por el carismático Harrison Ford en su etapa adulta.
Y ahi radica el primer handicap de esta película, ya que lo que en Ford era inherente, el joven Alden Ehrenreich lo hace más impostado, de tal manera que ante esa carencia del carisma del que hacía gala en su etapa adulta, lo que veamos aqui nos pueda recordar al personaje ya conocido, pero por más esfuerzos que haga el mencionado Ehrenreich por intentar aparentar ser lo modelado por Ford, el resultado sería, a lo sumo, algo correcto (quiero ser magnánimo porque estamos hablando de un personaje mítico de esta saga, por lo que era bastante la presión sobre este joven actor, y como mínimo intenta esforzarse, otra cosa es el resultado final) Ese detalle resulta más evidente en las escenas con Donald Glover (el joven Lando Calrissian) el cual si derrocha un gran carisma que bien podría haber compartido con el protagonista de esta historia de Star Wars.