Cuando me leí hace unos meses la historia en la que está basada esta película ya comenté mi relativo temor a que el gigante protagonista se convirtiera en el nuevo Jar Jar Binks, y aunque al final no resulta tan cansino como el odiado personaje digital de La amenaza fantasma, tampoco acaba siendo tan entrañable como se supone que nos tiene que parecer a los espectadores. Con este título Spielberg demuestra seguir siendo un buen narrador clásico (se nota -y bastante- su mano) pero esta variante de su emblemático E.T. (con la que coincide en su guionista, la fallecida Melissa Mathison) dudo que cale en el público como lo hizo el famoso alienígena y su amigo Elliot a principios de los ochenta.
Ojo porque ello no es obstáculo para que en su apartado visual el film no sea realmente asombroso, sobretodo cuando la acción nos descubre el mundo de los gigantes (aparte del carisma de Mark Rylance, nuevo actor fetiche de Spielberg, que consigue que su gigantesco alter-ego digital no resulte tan irritable como pensaba por su enrevesada forma de expresarse) Digamos que con el presente título Spielberg vuelve al pantanoso terreno de otras películas suyas, como por ejemplo Hook, donde un conjunto de elementos a priori más o menos seguros no dan como resultado el producto que nos quieren vender.