El año pasado fue bastante exitoso en el tema de los espias, ya que se estrenaron varios títulos que funcionaron más o menos bien tanto en la taquilla como entre la crítica (Kingsman: servicio secreto (de la que ya está en marcha la secuela), la paródica Espias, Misión Imposible 5: nación secreta y Spectre), por lo que siendo un filón del que aún se puede sacar jugo, siempre puede uno jugársela y acertar… o no. He de admitir que del presente film tenía yo pocas expectativas (por no decir ninguna) pero al final me decidí por la presencia de Mark Strong, excelente actor de caracter al que descubrí en el Sherlock Holmes de Guy Ritchie.
Si nos metemos en parodias de agentes secretos (que es, al fin y al cabo, lo que es esto) es más recomendable la de Espias citada antes que esta, pero me resulta imposible no admitir que me reí en muchos momentos de este film gracias al humor de brocha gorda de Sacha Baron Cohen, el cual está llevado en este título hasta el exceso, con un montón de chistes a cual más soez, gamberro, bestia y escatológico que uno pueda imaginarse, siendo sin ninguna duda una película no apta para todos los públicos (e insisto, sin por ello desmerecer que es una muy divertida película si aceptas el humor más basto y chabacano o gracias de todo tipo sobre cáncer, sida, semen, incesto, sodomía y zoofilia)