Cuando se estrenaron las dos películas de Sherlock Holmes dirigidas por Guy Ritchie, en ambas quedó claro que se rompia el estereotipo de un inepto Watson, dejándolo a un mismo nivel intelectual que el citado Holmes. De esa manera Robert Downey Jr. y Jude Law tenian a su cargo unos roles más o menos equiparables, y sin ese estigma de “tonto” que siempre se le ha puesto a Watson para que así destaque más lo “listo” que es Holmes. Otro detalle que allí se mostraba era al duo protagonista como perfectos héroes de acción, a lo que añadir que el villano principal (Moriarty) era tan solo sugerido en el primer film, siendo desarrollado en la secuela.