En lo que a cuestiones amorosas se refiere, los campeones deportivos no son distintos del resto de los mortales. Al menos no en el caso de la indiscutible número uno de la natación y ‘sex symbol’ acuática, la francesa de 21 años Laure Manaudou, y al que hasta hace unas semanas fuera su apuesto y fidelísimo novio, el (menos exitoso deportivamente hablando) nadador italiano Luca Marin, también de 21 años.
El domingo, durante los Europeos de natación en Debrecen (Hungría), la hasta hace unas semanas idílica parejita protagonizó una bronca monumental en la que no faltaron los insultos, las agresiones verbales y que culminó en una denuncia presentada por el entrenador y a la sazón hermano de la Manaudou contra Marin por comportamiento antideportivo.
Y pensar que por amor a Marin la nadadora francesa abandonó en marzo pasado su país, lo que le valió la acusación de traidora por parte de muchos de sus compatriotas, para trasladarse a vivir Turín y estar así más cerca del nadador siciliano, que se entrena en la ciudad de Verona.
Pero aquello ya es historia. Los primeros signos de alejamiento entre las dos estrellas de la natación comenzaron a percibirse hace un mes durante la Copa del Mundo de Berlín, cuando en lugar de los apasionados besos de rigor la sirena francesa y el ‘morenazo’ italiano mantuvieron una fría distancia. Poco después, la Manaudou hacía oficial su relación con el nadador francés Benjamin Stasiluis.
Marin pareció en un principio aguantar con bastante estoicismo el ser relegado del corazón de la campeona. Pero el sábado se despachó a gusto contra su ex, con comentarios no muy elegantes del tipo: “Noté que había algo raro, y me di cuenta de que estaba con otro. Siempre se ha comportado así, lo ha hecho con todos sus ex y lo volverá a hacer en el futuro”, declaraba a los micrófonos de la RAI.
Las palabras de Marin y su insistencia en pedirle a la Manaudou, siguiendo la tradición siciliana, que le devolviera el anillo de compromiso que le había regalado en los días dorados de su relación inflamaron la ira de la nadadora.
La campeona, henchida de cólera, se dio el domingo de bruces con Marin al borde la piscina de 25 metros de los campeonatos europeos. Con muy malos modos, se quitó el anillo que aún lucía en uno de sus dedos y lo lanzó contra su ex amante, con bastante mala puntería, por cierto, pues le dio en la espalda al nadador italiano Filippo Magnini, que presenciaba atónito la escena.
La imagen de Manadou difundida en Internet.
Pero la cosa no quedó ahí. Cuando Laure Manaudou se encontraba en la sala de espera en la que los nadadores que iban a competir en los 200 metros libres aguardaban su turno, Marin irrumpió en la estancia vestido con un albornoz y con la cabeza cubierta con la capucha. Y, en francés, la emprendió a insultos contra su ex. “Le he dicho sólo que tirarme el anillo a la cara delante de mis compatriotas había sido un gesto de pésimo gusto”, se defendía el nadador italiano.
Sin embargo, testigos presenciales aseguraban que las palabras que se habían intercambiado los dos antiguos amantes habían sido muy duras. Parece ser que las humillaciones verbales que Marin le dedicó turbaron a Manaudou hasta el punto de hacerla perder la concentración y quedar sólo segunda en la prueba de 200 metros libres que disputó por la tarde. “Tenía otras cosas en la cabeza, me sentía atormentada pero no diré por qué”, señalaba después, dejando caer que la bronca con Marin le había afectado deportivamente. Aunque era la entrenadora del equipo francés de natación, Patricia Quint, la primera en verbalizarlo claramente: “Marin ha agredido verbalmente a Laure”.
El incidente culminaba con la presentación por parte de Nicolas Manaudou, hermano y entrenador de la campeona francesa, de una denuncia ante la Federación Europea de Natación contra Luca Marin pidiendo sanciones contra el italiano “por comportamiento antideportivo”.
Y el culebrón aún continuaba el lunes, cuando en Internet salieron a relucir unas fotos que muestran a Laure Manaudou desnuda y en poses eróticas. ¿Una ‘vendetta’ por parte de su ex amante siciliano? “Yo no tengo nada que ver con esas fotos”, aseguraba Marin.