Lo que más me fascina de la saga de James Bond es su capacidad para adaptarse a los cambios. Durante más de 40 años ha aguantado todo tipo de modas y siempre ha mantenido el favor del público.
La verdad es que parte de una fórmula perfecta para atraer al público masculino: acción, coches y chicas. Es innegable que es una saga destinada principalmente al público masculino, aunque lo de tener un protagonista bien plantado y algo canalla sirve para atraer a las féminas. O eso parece, vistos los resultados en taquilla.
Las constantes de la saga han permanecido invariables frente a cambios políticos y sociales: ni el fin de la guerra fría ni la caída del muro de Berlín lograron dejar a 007 sin enemigos.
Los enemigos se adaptaron a los tiempos:
en los sesenta era la organización Spectra, los rusos y millonarios pirados,
en los setenta eran los rusos y millonarios pirados,
en los ochenta fueron los rusos, narcotraficantes y millonarios pirados,
en los noventa fueron los rusos y millonarios pirados
y
ahora son banqueros de terroristas.
Pero el personaje en sí no había variado tanto, en los 90 empezó a estar mal visto fumar y 007 ya no fumó más. Tampoco usa sombrero desde que se pasaran de moda en los 70. Pero sus relaciones con las mujeres y sus gustos no habían variado en 40 años.
Teniendo en cuenta que Ian Fleming escribió las novelas de 007 basándose en sus experiencias en la segunda guerra Mundial ¿no se habría quedado el personaje totalmente caduco? El mundo ha cambiado mucho en 60 años, seguir mostrando a las mujeres como meros objetos sexuales ya no tiene buena prensa (por suerte). En un intento de modernización, en los noventa cambiaron de sexo al personaje de M y lo convietieron en mujer, con lo que Bond tendría que acatar las ódenes de una jefa. Pero no hubo más innovacioes, no puedes variar mucho una fórmula que sabes que funciona.
Pero urgía un cambio. Las malas críticas que recibió Muere otro día (el guión era muy flojo) y la repetición de los esquemas hicieron pensar a los productores que ya era hora de renovar la franquicia o morir.
La polémica contratación de Daniel Graig como nuevo 007 fue una apuesta muy arriesgada, montones de páginas web protestaron y muchos fans se echaron las manos a la cabeza ( yo incluido, lo admito). El tipo no es mal actor, pero era demasiado rudo para el papel. Su apariencia distaba mucho de la elegancia de Pierce Brosnan o la chulería de Roger Moore.
Igual de arriesgado fue retroceder en el tiempo y narrar la primera aventura de James Bond como agente del MI6, Casino Royale. De la primera novela de James Bond ya hubo una muy libre adaptación en 1967, pero era una sátira de las películas de espías con David Niven como 007 y Woody Allen como su malvado hermano. La verdad es que la peli tiene cierta gracia.
Pero la jugada salió bien. Casino Royale (la de 2006) es una de las mejores películas de la saga. No es una mera sucesión de escenas de acción y chicas guapas. Tiene guión, ritmo y es muy entretenida. Sigue bastante fielmente a la novela, cosa que venía siendo bastante poco habitual últimamente. Hay más películas que novelas. Obviamente, han tenido que adaptar muchas cosas a la época actual. Hace 50 años no había móviles ni ordenadores portátiles.
Muchos tópicos de la saga (la famosa forma de decir su nombre, el desprecio por las mujeres, el Aston Martin, las bebidas alcohólicas, la imagen del personaje disparando a la cámara antes de los títulos de crédito) quedan explicados en esta película .
El Bond de Craig es mucho más inexperto que el que estamos acostumbrados a ver, comete errores y es demasiado impulsivo. En un momento de la trama, desesperado, coge un cuchillo para asesinar a uno de los malos en mitad de una elegante velada. Aún le falta mucho por aprender. Tampoco está acostumbrado aún a los trajes elegantes (la camisa del principio es bastante hortera), incluso en un club es confundido con el aparcacoches. Poco a poco irá aprendiendo cómo desenvolverse en ese mundo de espías y lujo. También aprenderá a no confiar en nadie, absolutamente en nadie.
Si es impulsivo debe ser violento y brutote, pues lo es. No es de extrañar que Craig se partiera varios dientes durante el rodaje. Las escenas de acción son mucho más físicas, muy del estilo de la saga de Jason Bourne (el original que copia a su copia para sobrevivir a los tiempos). Craig está en una forma física envidiable (quizás demasiado musculado para el personaje?) que le permite realizar él mismo muchas escenas de acción. Algunas escenas (como la de la persecución inicial en Madagascar) me parecen de las mejores de la saga.
Aunque es una de las películas de 007 con menos escenas de acción, incluso llega a estar bastante rato sin nada de acción (la partida de póker), no se hace aburrida en ningún momento. El director Martin Campbell (GoldenEye, La leyenda del Zorro, Límite vertical) ha sabido darle al film un ritmo que no decae en toda la trama y, por momentos, llega a ser trepidante a pesar de sus 144 minutos.
En cuanto al reparto:
Daniel Craig, creo que se adapta al personaje perfectamente y está genial. Dicen que es el mejor Bond tras Sean Connery, no sé, yo creo que está incluso mejor. Su elección me sorprendió mucho (la otra opción que barajaron era Hugh Grant!!!) pero hay que reconocer que, tanto en las escenas físicas como en las más románticas, el colega se come la pantalla.
Eva Green demuestra que las chicas Bond no tienen que ser tontas y realiza una actuación mucho más compleja de lo que viene siendo habitual en este tipo de films. Vamos, que no se limita a correr ligera de ropa gritando: James!!
Judi Dench borda todo lo que hace así que el papel de M no le supone ningún problema.
Jeffrey Wright está muy bien como Felix Leiter, agente de la CIA que ahora han convertido en afroamericano.
El único que me pareció que no daba la talla era el danés Mads Mikkelsen como el villano Le Chiffre.
En Casino Royale asistimos a la interesante (y necesaria) renovación del mito