La ciudad de Nueva york se va amenazada por un terrible monstruo.
Primeramente tengo que aclarar que sigo pensando que los que traducen los títulos al castellano deberían dejar las drogas. Acto seguido señalar que nadie necesita otra película de monstruos gigantes atacando Nueva York. Entonces, por qué J.J. Abrams (Lost, Alias, Misión imposible 3) se ha decidido por este subgénero ¿tiene algo que aportar?
Al lío, la película es un cruce entre Godzilla y El proyecto de la bruja de Blair. Es decir, trata de un monstruo que ataca Nueva York pero desde el punto de vista de una grabación casera. Aquí radica toda la originalidad que el amigo J.J. ha sido capaz de sacarle a tan manido género: sumarse a la moda de las falsas cintas caseras.
La catástrofe está narrada desde el punto de vista de unas víctimas anónimas, el monstruo sólo es un personaje muy secundario y que casi ni se ve. No entendemos el origen de la amenaza (en eso me recordó a Los pájaros) ni tenemos posibilidad de acabar con ella.
De hecho, los protagonistas en ningún momento son héroes ni se les ocurre intentar acabar con el bicho. Sólo son pijos que intentan sobrevivir. Ninguno es un gran guerrero ni un gran científico, sólo son gente asustada. Me gustó que la ausencia de datos suma al espectador en la incertidumbre.
La peli tiene escenas bien rodadas y buenos efectos especiales pero el guión no es nada nuevo y la historia de amor está metida con calzador, además hay que avisar que los movimientos de cámara pueden llegar a marear. Los actores están pasables, nada destacable.
En definitiva, un experimento que intenta ser original pero se queda a medio camino, se deja ver pero podría haber sido bastante mejor.