Es realmente sorprendente como (con el clásico esquema del asesino en serie) han conseguido en Dexter una de las mejores series del actual panorama televisivo. Lejos de meros matarifes como Jason Voorhees o Leatherface, aquí nos encontramos con un asesino metódico y hasta cierto punto de vista equilibrado (dentro de lo desequilibrado de lo que hace). Heredero de Hannibal Lecter en cuanto a elegancia como psycho-killer y de Punisher o cualquier otro justiciero urbano en cuanto a términos en los que juzga, lo mejor de todo es ver como la serie no se centra sólo en él, sino también en los personajes que le rodean.
Tras unas brillantes primera y segunda temporada (cuyos tramos finales fueron, en ambos casos, realmente sorprendentes por lo bien ejecutados que estaban) en esta tercera parecía que era imposible innovar. En el fondo no lo hacen porque Dexter sigue siendo Dexter, y sigue en su intención de aparentar y disimular su absoluta falta de humanidad y sentimientos (entre lo más destacable estan la voz en off que nos narra sus sentimientos más personales, y que resulta un claro y divertido contrapunto a las situaciones que se nos plantean, lo cual dota al conjunto de cierto humor negro realmente muy logrado) pero la sorpresa está en todos los personajes (y quiero insistir en que TODOS) están perfectamente desarrollados para resultar interesantes.
El otro personaje destacado de esta tercera temporada ha sido sin duda el fiscal Miguel Prado. El actor Jimmy Smits le confiere la suficiente entidad como para que no parezca un psicópata al uso, especialmente cuando demuestra lo mucho que a su oscuro pasajero le gusta esto de matar gente. Lo que pasa que este es un personaje más visceral y no tan cerebral como Dexter, lo cual lleva a su coherente eliminación, en un giro de guión que hace cuadrar todo perfectamente sin que en ningún momento parezca algo incongruente o irreal (ya que como se plantea en el tramo final, al ser fiscal su muerte será más llamativa que la de los habituales expresidiarios a por los que va Dexter). El final de esta tercera temporada consigue nuevamente, por tanto, ser tan excitante como el de las dos anteriores, sin que parezca que se repiten esquemas o se fuerzan los giros argumentales, pese a que se nota quizás demasiado apresurado el apartado del despellejador, finiquitando en pocos minutos algo desglosado en casi toda la temporada.
Entre el resto de secundarios todos han tenido momentos de gloria o realmente destacables, mostrando que tienen una función y una razón de ser sin que se les pueda considerar meros personajes de relleno (incluso uno a priori simplemente paródico como Masuka ha tenido sus buenos momentos, como en la despedida de soltero del protagonista). Además, se ha tejido sobre ellos una red de secretos tan fuerte y tan interesante que al final el más claro de todos es el personaje de Dexter Morgan (con el que ya tienes claro que sabes a que atenerte), ya que todos los demás tienen algo que esconder en mayor o menor medida (Laguerta con sus sospechas sobre Miguel Prado, Batista con su relación con una policia a la que conoció cuando iba de prostitutas, Debra con el informante Antón, Quinn con dicho personaje, Harry Morgan con su relación extramarital, Miguel Prado con Dexter,… ¡incluso Rita con Dexter en referencia a un marido previo no mencionado!) demostrando que se ha creado una historia tan bien hilvanada que uno queda en la incógnita de con que nos sorprenderan en la cuarta temporada, que se presenta de lo más interesante con la futura paternidad de nuestro protagonista y su reciente matrimonio.
LO MEJOR: El guión, el desarrollo y ritmo de la historia, los personajes y los actores que los encarnan.
LO PEOR: Algún pequeño detalle como lo rapidamente que pulen al final el tema del despellejador.