La vida del genial mago, escapista y genio del marketing Harry Houdini ha servido de inspiración para varias películas, la mejor probablemente sea Houdini de 1953 con Tony Curtis. Ahora parece que vuelve el interés por el personaje y en poco tiempo nos han llegado tres films sobre magos con resultados diversos: El ilusionista (fallida), El truco final (buena) y ahora El último gran mago, que usa como excusa la vida de Houdini para entregarnos una historia de amor (totalmente ficticia, no es una biografía).
La verdad es que el punto de partida es interesante:tras la muerte de su madre, Houdini se convirtió en el azote de los médiums y demás farsantes que se aprovechaban de la credulidad de la gente. Dos artistas de medio pelo intentarán ganar el desafío que Houdini lanzó, adivinando las últimas palabras que le dijo su madre antes de morir.
Aunque la cosa promete bastante, pronto se derrumba y cae en un tono pseudo-romántico aburridillo que defrauda bastante. No tengo nada en contra de las películas románticas, cuando están bien hechas, pero no es el caso. La trama se vuelve previsible, no hay ritmo y está narrada de forma apática, no hay emoción ni pasión por ningún sitio. No es que llegue a aburrir pero tampoco entretiene lo que esperábamos.
Además, las interpretaciones son bastante planas, Catherine Zeta Jones no es gran cosa como actriz, se le da mejor anunciar cremas, Guy Pearce , aparte de no parecerse en nada al Houdini real, no transmite demasiado. Me gustó más la joven Saoirse Ronan (Expiación) en su papel de joven pícara.
En definitiva, un film decepcionante y flojito. La vida de Houdini daba para bastante más.
4,5