Los New York Giants lograron su tercera Super Bowl al ganar, contra todo pronóstico, a los New England Patriots por 17-14 dando, posiblemente, la mayor sorpresa en la historia de la National Football League (NFL). Todo el mundo estaba pendiente de ver si los Patriots, que hasta el momento habían ganado a todos sus rivales incluidos los Giants, lograban la ‘temporada perfecta’ como ya hicieron los Miami Dolphins en 1972. Sin embargo, un gran último cuarto del equipo de Nueva York, que a falta de 2:30 minutos iban por detrás en el marcador, les dio el triunfo.
Fue una final en la que sobró todo el partido menos los últimos quince minutos, los cuales fueron de los más emocionantes de todos los tiempos. Los Giants se adelantaron en el marcador con un ‘field goal’ en el primer cuarto, pero en el segundo Lawrence Maroney, running back de los Patriots, ponía por delante al equipo de Boston con un ‘touchdown’.
Con el marcador 3-7 concluyó el primer tiempo. Sin embargo, el tercer cuarto tampoco sirvió para que se moviera el electrónico. Las defensas se imponían a los ataques y ninguno de los dos quarterbacks, ni Tom Brady ni Eli Manning, estaban finos, aunque sorprendía más la actuación del primero, considerado uno de los mejores de la historia. Hubo que esperar al último cuarto para disfrutar de verdad de la Super Bowl. Manning conectaba con David Tyree a 11:02 minutos para el final y ponía el 10-7 para los de Nueva York.
Cuando todo apuntaba a sorpresa, por fin apareció Brady para empezar a recortar yardas apoyándose en Randy Moss y Wes Welker. A falta de 2:42 los Patriots volvieron a ponerse por delante gracias al ‘touchdown’ de Moss. Con tan poco tiempo por delante, con un marcador de 10-14 y teniendo que atacar contra una de las mejores defensas del campeonato enfrente, todo parecía perdido para los Giants.
Sigue el reinado de los Manning
Sin embargo, en ese momento fue cuando apareció la figura de Manning, un quarterback que ha sido muy discutido durante toda la temporada por sus frecuentes errores y que siempre ha estado a la sombra de su hermano mayor Peyton Manning, quarterback de los Indianápolis Colts y que el año pasado ganó la Super Bowl. Eli, que quería continuar el reinado familiar, cargó con la responsabilidad y con ayuda de Brandon Jacobs, David Tyree y Plaxico Burress logró uno de los mejores ‘drives’ de todos los tiempos.
De hecho, el quarterback de los Giants protagonizó una de las jugadas que serán más recordadas en la historia de las Super Bowls cuando se libró de un ‘sack’ de forma magistral para conectar después con Tyree. La acción la completó poco después Burress para poner el definitivo 17-14 a falta de 35 segundos.
Todavía cabía la posibilidad de que a los Patriots no se les escapara un título que, parecía, que estaban predestinados a conseguir. Para ello contaban con el mejor jugador del campeonato. Pero esta vez, Brady no pudo con la fenomenal defensa de los Giants e hincó la rodilla. Los Patriots fallaron en el día equivocado y se quedaron sin su cuarta Super Bowl y sin su ‘temporada perfecta’.