Una joven universitaria se ve envuelta por amor en la resistencia a la ocupación japonesa de China durante la Segunda Guerra Mundial. Incoscientemente se involucrará en una peligrosa trama de espionaje que le afectará personalmete más de lo que sería deseable.
El taiwanés Ang Lee (Tigre y dragón, Sentido y sensibilidad, Brokeback mountain) demuestra que es uno de los mejores directores del momento: sabe sacarle partido a la historia, mostrando verdadero interés en los personajes, los matices, las miradas. La trama avanza lenta pero segura mientras nos vamos viendo envueltos en una historia de espionaje, sexo, traiciones y amores imposibles.
La fotografía del mexicano Rodrigo Prieto es impresionante, todo el apartado visual es memorable, cercano a veces al universo visual de Wong Kar Wai aunque sin llegar a axfisiar a la historia (pecado capital de este último).
Lee demuestra que sabe rodar y dirigir a los actores, todos están muy bien, especialmente la debutante Wei Tang y el veterano Tony Leung como la pareja protagonista. Los conflictos internos de los personajes están muy bien plasmados, no son héroes ni villanos de una pieza. Son humanos que dudan entre su deber y sus deseos.
Sus 157 minutos pueden resultar a veces excesivos, quizás un recorte en el metraje no hubiera estado mal para darle más agilidad. Ese es el único pero que cabría ponerle al film, su excesiva duración. En mi opinión, cuando el ritmo decae la historia ya te ha atrapado y no puedes dejar de verla.
En resumen, una historia interesante narrada de forma impecable.
Recomendable.
7
P.D. Esperemos que Ang Lee siga haciendo buen cine y no vuelva a rodar tonterías como ese Hulk que me hizo odiar el color verde.